Aquellos Años (2015–2019) … Soy migrante en tierras ecuatorianas
Populismo del Siglo XXI
Populismo sinónimo de
Corrupción
La experiencia
venezolana
(Reseña 2da. Parte)
¡Les contaré una historia (17)!
Al comienzo del Siglo XXI, se iniciaba un nuevo capítulo de gobiernos de la
izquierda socialista, así aparecieron los líderes como Hugo Chávez, Dilma
Rousseff, José Mujica y Cristina Fernández de Kirchner para muchos un cambio
estimulante. El liderazgo de esta nueva era, fue protagonizada por Hugo Chávez
(fallecido) y Luis Ignacio Lula Da Silva. Después aparecería, Evo Morales y
Daniel Ortega. ¡Drácula!
Debemos recordar, cuando ganó Hugo Chávez, el grito en homenaje al
libertador: ¡Alerta … alerta que camina la espada de Bolívar por América
Latina! Se decía, ¡Recuperó la soberanía y el petróleo! Para estar al servicio
del pueblo y el país, pero veinte años después de la corrupción más grande de
la historia patria, nos damos cuenta que no era cierto. No vinieron a
construir, sino a destruir, a las pruebas me remito. ¡Venezuela hoy, es un país
desbastado por la corrupción!
¡Se dedicaron a construir el Socialismo del Siglo XXI! Esto significo
sangrar al país a beneficios de otros, caso de Bolivia, Nicaragua y otros.
Comenzó la corrupción a galopar y descuidaron al país en vez de consolidar
las exigencias nacionales. Recordemos el “caso del maletín” con dinero sin
declarar, una maleta cargada con US$ 800 mil. El Foro de Sao Paulo y sus
representantes, armaron un complejo mecanismo de corrupción y clientelismo, que
salió a la luz pública cuando reventó el caso de la empresa brasilera
Oderbrecht. En México una oficina de la Secretaría de Hacienda habré una
investigación por lavado de dinero después de detectar “irregularidades por 150 millones de dólares”
desde 2016, que casualidad, cuando se instalan los “Comité Locales de
Abastecimiento y Producción” (CLAP)
en Venezuela, el grupo de empresas mexicanas se convirtió en proveedora de
alimentos.
¡Qué casualidad carajo!
Pero todo fue un furor, la izquierda socialista se posesionaba, Argentina,
Bolivia, Brasil, Ecuador, Nicaragua y Venezuela.
Pasado el tiempo, Lula, que una vez fue el político más popular de Brasil,
ha sido condenado a 12 años de prisión por delitos relacionados con el
escándalo Lava Jato, la mayor investigación sobre corrupción en la historia del
país.
La expresidenta de Argentina, Cristina Fernández, está siendo investigada
por el caso de “los
cuadernos”, que revelaron la existencia de una amplia red de cohecho y
soborno dirigida desde el gobierno.
Nicolás Maduro, el elegido de Hugo Chávez para dirigir los destinos del
país, ha hundido a Venezuela. La gente muere de hambre, mueren por falta de
medicinas e insumos en los hospitales, no hay agua, no hay luz, no hay gas, no
hay gasolina, no hay seguridad el hampa desbordada. ¡Ahora somos pobres! En un
país con grandes reservas de petróleo. ¡Caracha negro! Y esto se debe a la gran
corrupción existente, se roban el oro, los dólares de los venezolanos y que
decir de nuestro petróleo. Ah, y gastamos millones de dólares en el Foro de Sao
Paulo mientras el país está en crisis.
¡Pero somos felices! ¡A dónde vamos carajo! ¡Ver para creer!.
¡Que suba el telón!
-
¡Qué molleja! Esto, esta
mollejuo Juan Pueblo, tocar este tema “Populismo
sinónimo de corrupción”, muchos en Venezuela son los afectados. Digamos de
ambos lados, oficialistas y oposición. ¡Ver para creer! Pues comencemos
analizando, el diario “La Prensa” de Uruguay en su Edición Web www.laprensa.com.uy,
de fecha 12 de septiembre de 2016, presenta un interesante editorial, titulado:
“Populismo es sinónimo de corrupción”.
Los populismos latinoamericanos no solo han instalado y practicado la
corrupción, también han adoptado la posición de víctimas, para lo cual se han
especializado en generar “cortinas de humo” para desviar la atención de la opinión
pública. Así, con rostros de hormigón y voces ruidosas apuntan a entreverar las
situaciones con una dialéctica que muchas veces se aleja de la realidad que se
vive. Apuestan a la confusión más que a la del esclarecimiento.
Por ejemplo, cuando en Argentina o Brasil, la Policía es llamada a detener
a gobernantes corruptos, se habla de “golpe”,
de una acción abusiva, de porque se genera ese acto de exhibicionismo de
fuerza, que se cataloga como de revanchismo. Pero cuando la opinión pública se
informa sobre el enriquecimiento obsceno, ilícito, que no pueden justificar, se
habla de “operaciones
de prensa” y es el mensajero el culpable de la situación. Es increíble,
pero así se está dando y muchos lo toman como normal.
Tanto el kircherismo como el PT brasileño están políticamente heridos. Pero
tratan de evitar responsabilidades y restar legitimidad a las acciones,
convirtiéndose en “víctimas” de un
golpe de Estado generado desde el Parlamento en el caso de Brasil y a su
Supremo Tribunal Federal; o de persecución dictatorial a un gobierno argentino
que respeta la independencia del Poder Judicial y no trata de influir – como
evidente lo hicieron los gobiernos “K”
en Argentina, como ha quedado expuesto tras investigaciones periodísticas, que
comprometen muy seriamente a jerarcas del gobierno anterior. ¡Cualquier
parecido con la realidad venezolana, es pura coincidencia! ¡En Venezuela no
sucede eso, que va!
Todos los populistas se
parecen. No cuidan ni practican el ejercicio prolijo del
Derecho. No les importa. Todos ellos, en Venezuela, en Argentina, en Bolivia,
se abrazan a la “causa
compañera”, que hoy, vemos está en desgracia. ¡Para eso existe el Foro
de Sao Paulo!
Se sienten con derecho a todo, piensan que a partir de ganar una elección
pueden tomar el Estado por asalto y usarlo groseramente a su antojo. Robar es -y nos remitimos a los hechos acá y en el “arco sublime de países socialistas del
siglo XXI” - es un acto de servicio, como era asaltar bancos o secuestrar
adversarios en los tiempos en que muchos de ellos revistaban en las guerrillas
de los años 60. Estas realidades muestran que nada aprendieron, en el fondo
siguen siendo los mismos.
-
¡Póngame donde haiga! Desde
mis abuelos, yo escuchaba estos refranes, que cada vez tomaron más notoriedad,
sobre los compromisos y el clientelismo generado por los políticos. Que la
corrupción acompañe al populismo no es un hecho casual. Forma parte de una
dialéctica del poder que todavía no hemos podido resolver. Como vez Juan Pueblo, no es fácil, porque es un problema de
educación. Desde la escuela ya aprendemos a ser corruptos, cuando nos copiamos
el examen y sacamos 20 y lo celebramos. ¡Justamente allí está el detalle!
-
¡La ocasión hace al ladrón!
Mira Juan Pueblo, la gente de antes hacía uso
cotidiano de los refranes para expresar su sentir de lo que sucedía en su
comunidad, sin importar nivel educativo, o su estrato social. El populismo y la
corrupción, están sangrando a nuestro país, todos hablan, pero nadie hace nada
al respecto. Hay un artículo aparecido en el portal web www.diarioalfil.com.ar,
escrito por el periodista Gonzalo Neidal, el 24 de mayo de 2017, titulado: “Populismo y corrupción”. Tratemos de
escudriñar un poquito y vamos a rumiar su contenido.
Los tres países de América Latina donde el populismo tuvo mayor arraigo en
la primera década del siglo son
también los que sufrieron mayor deterioro económico y mayor corrupción.
Brasil, Venezuela y Argentina fueron, no hace muchos años atrás, el faro
que señalaba al mundo el camino a seguir. Mostraban un crecimiento económico “a tasas chinas”.
Pero otras características que permanecían ocultas acabaron por prevalecer: los
liderazgos indiscutidos, el populismo económico y la flacidez institucional.
Todos ellos parecían haber encontrado la fórmula mágica de alcanzar la riqueza
sin pasar por el esfuerzo y la inversión.
Ahora sabemos que todo fue una ficción, un simple espejismo inducido por el
alza inusitada del precio de los alimentos y materias primas iniciado casi con
el siglo mismo.
La corrupción, hasta ese momento era un fenómeno marginal aledaño al poder.
Pero los años de abundancia lo transformaron en un eje central ligado al atraso
y al status quo de la pobreza.
Con la corrupción ocurre algo
insólito: todos sabemos que existe y que tiene una dimensión
importante y extensa pero cuando se evidencian hechos de corrupción, nos
asombramos y ponemos el grito en el cielo.
Que la corrupción acompañe al
populismo no es un hecho casual. Forma parte de una
dialéctica del poder que todavía no hemos podido resolver. El populismo, por su
naturaleza y definición, supone liderazgos carismáticos e indiscutibles que
siempre suponen menoscabo para las instituciones republicanas, a las que
desprecia. Desaparecen los controles, las auditorías, las rendiciones de
cuentas y, además, se diseña y configura una justicia que protege el delito.
La corrupción tiene también sus
justificadores. Por estos años hemos escuchado diversos argumentos que
pretenden explicar su funcionalidad a favor de la lucha contra la pobreza. En
primer lugar, se la desdeña en nombre del realismo político (“todos roban”) o
por ser una expresión de la moralina de la clase media. Además, se la valora
como democratizadora de la actividad política en beneficio de los que cuentan
con menores recursos.
Como fuere, el combate a la corrupción no es tarea sencilla para ningún
gobierno por enérgica que sea su vocación de instalar la honestidad desde el
poder. Quizá demande décadas corregir los desmanes ocurridos en la década
anterior. Pero en cualquier caso será difícil hacerlo si la Justicia continúa
lenta y complaciente y si los controles republicanos siguen relegados en el
arcón de la ineficacia.
-
¡Todo hombre tiene su precio, lo que
hace falta es saber cuál es! Vergación, Juan
Pueblo, cuando uno escucha “la corrupción en Venezuela mata”, nos trae a
la memoria una referencia propuesta por Transparencia Internacional para el
estudio de la corrupción, que señala que “La corrupción es la utilización de un cargo, el poder y
los recursos
públicos, para beneficio personal”. Las conductas consideradas corruptas
tienen que ver con: el peculado, el fraude, la extorsión y el favoritismo,
también conocido como clientelismo o tráfico de influencias. Y todo esto amigo Juan Pueblo está sucediendo actualmente en Venezuela.
-
¡La crisis humanitaria! Es
desgarrador Juan Pueblo, cuando tú escuchas
hablar a la Directora de Transparencia Internacional Venezuela, sobre el
aumento de la violencia en un país sin Estado, ni justicia y en el que sus
ciudadanos se encuentran “en un callejón sin salidas”. Hay un artículo
aparecido en el portal web www.elmundo.es, escrito por la
periodista Nuria López, de fecha 24 de junio de 2017, titulado: “La corrupción
en Venezuela mata”. Veamos de que trata la publicación.
"La
corrupción en Venezuela mata", sentencia Mercedes de Freitas,
directora de la sección venezolana de Transparencia Internacional, una
asociación civil sin ánimo de lucro dedicada a frenar esta problemática a nivel
mundial. "Mata porque
el control de la salud la tiene el Estado venezolano; de las compras de
alimentos: las empresas que producen esos bienes están bajo el control del
Estado; de las importaciones y del cambio del dólar; el Estado utiliza el
dinero para propaganda y para promoverse, pero no para resolver nuestros problemas",
explica esta historiadora de profesión, que hace 14 años se decidió a combatir
la corrupción existente en su país.
"Cuando
el Gobierno compra medicamentos vencidos porque hay alguien
haciendo negocio y se queda con la mitad del dinero en esas
compras, cuando compra equipos médicos que no se pueden instalar porque no
tienen que ver con la tecnología que tiene el hospital, cuando se compran
alimentos vencidos, cuando tenemos un sistema judicial que no mete en prisión a
los delincuentes, cuando no hay control de las armas..." En todos estos
casos enumerados por la responsable de Transparencia Internacional Venezuela
"la
corrupción mata". "El nivel de asesinatos es brutal y
continúa", destaca De Freitas, en una entrevista durante su
visita a Madrid con motivo de la jornada “Separación de poderes, clave para la
Democracia, Justicia, Derechos Humanos y Anticorrupción”, organizada por la ONG
a la que pertenece.
Para entender esta “enfermedad” que azota al pueblo venezolano hay que
echar la vista atrás. "Con la llegada de [Hugo] Chávez al poder se inician
prácticas de control de todo el aparato del Estado y con eso comienza a
debilitarse la institucionalidad", explica la directora de la organización
en su delegación de Venezuela. A esto hay que añadir las grandes sumas de
dólares que llegaron el país gracias al petróleo. En el período de mandato de
Chávez, "la cantidad de dinero que entró en Venezuela fue brutal, en muy
poco tiempo y sin sistemas de control de verificación".
¡No tenemos
Estado! Después llegaría el desastre económico. "En el 2010 ya el
presidente Chávez anunció una emergencia de salud, en el 2011 anunció una
emergencia eléctrica, en el 2012 la quiebra de Venezuela, la muerte de Chávez
[2013] y todo lo que acompañó ese proceso fue despilfarro, desaparición de
cientos de miles de millones de dólares", argumenta De Freitas, que cifra
-aunque advierte que es complicado de verificar- lo que desapareció por la mala
gestión en 300.000 millones de dólares.
Y así se deriva en el panorama que hoy en día conocemos en Venezuela, fruto
del intento de mantenerse en el poder por parte del 'madurismo'. "No tenemos Estado",
apunta la activista, que también dice que "el régimen militar está
asumiendo la responsabilidad y la justicia". Maduro puso en marcha la
estrategia de juzgar a civiles en tribunales militares para ahuyentar las
protestas masivas contra el Gobierno que se suceden un día tras otro en las
calles venezolanas. Antecedente de este nuevo tipo de enjuiciamientos es el
caso del diputado Gilber Caro, al que encarcelaron en una prisión militar en
enero.
A pesar de todo esto y aunque la solución al desastre venezolano está
lejana, algo está cambiado en el país. "Hay muy poca gente que quiera
defender a Maduro". El “chavismo” pierde fuelle y el choque entre Supremo
y Fiscalía "es lo más importante que ha pasado en los últimos años",
en opinión de la directora de Transparencia Internacional Venezuela. "A
todos los jóvenes que han detenido en las marchas, los fiscales en los
tribunales han pedido libertad plena, los jueces sin embargo han pedido fianzas",
añade. Además, "la presión internacional ha sido mucho más fuerte que
nunca y esto tiene que tener consecuencias porque hay internamente
fisuras".
¡En
Venezuela la corrupción es un gran negocio! Sin embargo, lo que más
preocupa a De Freitas es la deriva que pueda tomar el país porque "todavía en Venezuela la
corrupción es un gran negocio" y el día a día sigue estando teñido
de terror -ella misma y otros integrantes de la ONG han sufrido presiones-.
"Estamos
como en un callejón sin salida", concluye, aunque con optimismo
porque la gente seguirá marchando hasta que llegue la salida para una tierra
que en el pasado fue conocida como “la Venezuela saudita”.
¡Notas al
margen! Este artículo de Nuria López, excelente, dibuja una realidad que
no se puede ocultar, sin desperdicios. ¡Alerta máxima!
-
¡Más vale tener palancas que dinero!
Caracha Juan Pueblo, este es un viejo dicho que
refleja la sabiduría o el malestar popular que hemos heredado de nuestros
ancestros. Yo escuchaba a mi abuelo cuando utilizaba esta expresión, en plena
dictadura, tratando de hacer visible de lo que acontecía, lo que se ha llamado
la “cultura
popular de la corrupción”.
-
¡Hecho sorprendente! Como
dice el artículo de opinión de TalCual, La corrupción pudre la fe en la
democracia y en ese marco social fermentan las tensiones que alumbran los
movimientos políticos de corte populista. Partidos que convierten el
descontento de los ciudadanos en palanca para su ascenso en un tiempo en el que
los fiscales y jueces que investigan y persiguen la corrupción son grandes
protagonistas de la vida política encarcelando presidentes y ministros, pero en
Venezuela guardan silencio. ¡Juan Pueblo alerta máxima!
-
¡Aquí está el detalle! El
artículo de opinión, mencionado anteriormente, se encuentra en el portal web https://talcualdigital.com,
titulado: “Democracia, populismo y
corrupción”, escrito por Jesús Rafael González, el 11 de julio de 2018. Es
una información bastante interesante, por lo que, recomiendo Juan Pueblo, tratemos de rumiarla al máximo posible.
La corrupción tiene un impacto directo en los ciudadanos; según los
estimados la deuda externa venezolana es de 150 Mil Millones de US$ y las
estimaciones de blanqueo de capital en Venezuela según una firma británica ascienden
a 409 Mil Millones de US$ -mucho más que la deuda externa-, es decir cada
venezolano debería un monto 4720 US$. Si cada uno decidiera pagar 4 dólares
mensuales para amortizar las obligaciones tardaríamos 1.180 meses, es decir
unos 30 años para cancelarla.
Pero los impactos concretos también se manifiestan en otros indicadores
cómo: la mortalidad materna que aumentó a 756 al año, el aumento de la
mortalidad infantil a 11.466 casos, el aumento de la malnutrición hoy cerca de
mitad de los menores en las zonas supervisadas por Caritas está en riesgo, la
Fundación Bengoa que refleja que 3 de cada 10 escolares presentan desnutrición,
la cual viene en ascenso al ritmo que se profundiza la crisis social, económica
y de salud. Estos datos complementan otras fuentes cómo la Encuesta de Condiciones de Vida del
Venezolano en la cual se refleja el aumento acelerado de la pobreza que
alcanzó el 84% para finales del 2017.
Podemos mencionar también: el control de cambio, la regulación de precios,
la destrucción de la propiedad privada, lareservas comprometidas, el control
social vía CLAP, la inflación más alta del mundo, la pérdida del 50% del PIB y
es que esto hace que nuestro país tenga el peor desempeño económico del mundo,
mientras la evasión de la realidad y complicidad aumentan los problemas.
A pesar que el presidente de Oderbrecht, ha declarado en los tribunales el
pago de sobornos, en el caso venezolano no hay investigación, no hay detenidos,
sólo silencio y excusas. ¿Por qué los políticos de lado y lado no piden una investigación
transparente?, ¿Por qué no se encuentran las supuestas
contribuciones en la contabilidad de las campañas?, ¿Qué impide el reclamo?
El silencio es lo cotidiano, esperar que el olvido se lleve de la memoria
que están acusados políticos de gobierno y oposición parece normal, mientras
tantos se están destruyendo la fibra moral del país, convirtiendo a la
corrupción en un hecho cotidiano que no se debe investigar.
Este fenómeno pervierte las reglas de juego y distorsionar los criterios de
justicia pues la impunidad se normaliza. Estas prácticas dañan la confianza y
la autoestima de una ciudadanía cada día más damnificada.
¡Que baje el telón!
This story will continue.
¡Un apunte final…!
LA CORRUPCION DE MADURO:
Ø El plan de corrupción más grave de Maduro consistió en la malversación de
la compañía petrolera estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). En 2015, la Red
de Control de Delitos Financieros (FinCEN) del Departamento del Tesoro de los
EE.UU. emitió un fallo en virtud de la Sección 311 de la Ley PATRIOTA de EE.UU.
(USA PATRIOT Act). Un banco europeo aceptó comisiones exorbitantes para
procesar aproximadamente US$ 2 mil millones en transacciones relacionadas con
blanqueadores de dinero de terceros, compañías ficticias y productos financieros
complejos para desviar fondos de PDVSA.
Ø En 2018, un plan de blanqueo de dinero de US$ 1.200 millones que involucró
a Matthias Krull, un ciudadano alemán y residente panameño, y Gustavo Adolfo
Hernández, un ciudadano colombiano y ciudadano naturalizado estadounidense,
explotaron PDVSA y aprovecharon la corrupción en los sistemas de cambio de
moneda extranjera de Venezuela mediante el cambio de dólares estadounidenses
por bolívares venezolanos a precio de mercado y luego invertir el cambio.
Ø En 2016, Maduro declaró que aproximadamente el 12% del país era parte de un
“Arco Minero del Orinoco” y se otorgó amplias autoridades para supervisar la
explotación de recursos para beneficio personal. En 2017, el régimen expulsó a
compañías extranjeras legítimas que realizaban actividades comerciales y las
reemplazó con mineros no regulados que operaban con el respaldo de altos
oficiales militares venezolanos.
Ø En 2017, después de una investigación de siete meses, la Asamblea Nacional
de Venezuela descubrió casos en que el régimen “gastó” US$ 42 por una caja de
alimentos, que luego distribuyó a cambio de votos, en un momento en que esos
alimentos costaban menos de US$ 13. El círculo interno de Maduro se quedó con
la diferencia, que ascendió a más de US$ 200 millones de dólares en al menos un
caso.
Ø Venezuela se ubica en el lugar 169 de 180 países en el Índice de Percepción
de la Corrupción 2017 de Transparencia International.
(Fuente: “Nicolás Maduro: corrupción caos en Venezuela”,
USA en Español, Departamento de Estado. Hoja informativa, 15 de abril de 2019. https://medium.com).
Pensamiento
Lee Kuan Yew, ex primer ministro de Singapur decía, “si quieres derrotar la
corrupción debes estar listo para enviar a la cárcel a tus amigos y familiares”;
me pregunto ¿estamos listos? (Citado por Jesús Rafael González, TalCual Opinión).
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Estas cosas deben quedar registradas porque en el futuro será difícil creerlas
ResponderEliminarEs cierto, por eso dedico tiempo a investigar. Escribe que algo queda, dijo un reconocido periodista. Un cordial saludo.
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