Aquellos Años (1963-1965)…Yo estudié en la Facultad de Agronomía de la UCV, Maracay, Estado Aragua, Venezuela

Una vez culminada mi graduación de Bachiller en Ciencias en julio de 1962, entre los meses de octubre/noviembre tuve que ir a Caracas al Rectorado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), a realizar mi pre-inscripción. Por supuesto me acompañaban mis leales amigos Esteban Ramón, Juan Segundo y Orlando. Todos en mi casa creían que yo iba e estudiar Medicina, cuando regresamos, inmediatamente me preguntaron en que te pre-inscribiste y les conteste que en Agronomía; una de mis tías que era Maestra exclamo, “la cabra siempre busca para el monte”. Era verdad, hasta que llegue a quinto año de bachillerato, yo odiaba todo aquello que tuviera que ver con cría de animales y menos en las condiciones nuestras con sequías prolongadas. En mi familia había una tradición de criadores de caprinos (chivos) de más de 200 años.

Pero hay algo que no sabía, que era la Agronomía, esa palabra se la escuche por primera vez al Prof. Favio Villacis Suarez, mi profesor de Matemáticas, Física y Mineralogía y Geología; el Prof. Favio era Ingeniero Agrónomo con estudios en Colombia, Brasil y Ecuador. Allí comencé a preguntar, que era la Agronomía, y me enamore de esa profesión. Confieso que si volviera a nacer, sería Agrónomo/Zootecnista.

Para enero de 1963, ingresamos a la Facultad de Agronomía, teníamos que hacer la inscripción materia por materia, para ubicar bien los grupos de trabajos prácticos y teníamos que dejar una mañana o tarde libre para realizar cualquier actividad, bien fuera en el laboratorio o en la biblioteca. Aproximadamente se habían inscrito 400 alumnos, las instalaciones no tenían las condiciones para atender tantos estudiantes. Recuerdo que habilitaron un galpón en el área de producción animal, eso era hacia la montaña, clases en la mañana y nos moríamos de frío, no podía agarrar apuntes, pero bueno todo pasaría.

Pero hay algo que debo contar, el “Recibimiento a los peluos”, era el bautizo que recibíamos los recién llegados; ese día, que lo recordaré para siempre, los cuatro pajueranos íbamos vestidos con camisa y pantalón de “caqui”, cuando llegamos a la reunión muchos de nuestros compañeros también. Lo primero que hicieron los veteranos fue pasarnos la “máquina para cortar cabello (pelo)”, nos dejaron coco raspado; en segundo lugar nos llevaron al área de producción animal, primero a las porquerizas y nos bañaron con excremento de cerdos, luego nos pasearon por las vaqueras allí también nos rociaron con excremento de bovinos y por último a los galpones de las aves, y nos estrellaron unos cuantos huevos sobre nuestro cuerpo. Estábamos bautizados, pertenecíamos a esa gran familia ucevista de Maracay.

Volver a recordar aquellos momentos, poner a viajar mi memoria a través del tiempo y recordar algunos pasajes ya vividos, no completos por que la memoria a veces falla, no recuerda. Pienso, si para aquel momento hubiéramos tenido la revolución tecnológica de hoy; pero no, porque entonces no habría historia que contar, todo estaría dicho.

Con este preámbulo, voy a comenzar a recordar a uno de mis profesores en la cátedra de Botánica, el Prof. Ludwig Schnee, como no recordar aquel profesor que andaba siempre con su habano, lo disfrutaba. Tuve la oportunidad de visitarlo en San Antonio de los Altos donde vivía, nos mostró su jardín y su colección de orquídeas, era un gran cultivador de estas especies. Para tener un libro de apoyo cuando cursaba Botánica, tuve la oportunidad de comprar el libro “Tratado de Botánica”, Gola, Negri y Cappelletti, Barcelona, 1961, Labor. Los profesores de Algebra Superior y Geometría Analítica, y de Química General e Inorgánica no los recuerdo, lo único que se, que el primero era colombiano y el otro era italiano. Tuve como texto para teoría y práctica el libro y el problemarío “Mil problemas de Aritmética y Algebra”, autor Mataix Plana, 1961. También tuve como texto de estudio el libro “Geometría Analítica” autor Charles Lehmann (1963) UTEHA; y los libros de la Serie Schaum “Algebra Superior” autor Spiegel. Las asignaturas tanto teóricas como prácticas de Cálculo, Dibujo Lineal, Topografía y Mecánica Racional mi memoria no los recuerda, años han pasado. Me olvidaba otra materia del currículo Física Aplicada, recuerdo que el profesor era de origen italiano, cuando había manifestaciones venía a la facultad en un carro Chevrolet viejito y cuando todo estaba normal en tremendo Mercedes Benz. La asignatura Anatomía y Fisiología Animal I y II, el profesor de teoría no recuerdo su nombre, pero el jefe de trabajos prácticos era el Prof. Einar Pulgar, de Coro, Estado Falcón, nos uniría una amistad por ser paisanos. El profesor de Química Analítica era el Prof. Schulz-Schomburgk, Eckbert y el jefe de trabajos prácticos era la Prof. Mercedes Medina. Botánica Sistemática al grupo nuestro la dicto el Prof. Baltasar Trujillo, el de práctica no lo recuerdo. La asignatura Propagación de plantas era dictada por el Prof. Juan de Dios Holmquist, lo conocíamos como “pajarito”, quién le puso el remoquete, no sé, el jefe de trabajos prácticos era una profesora de origen chileno, excelente, conocía su materia. Para estudiar está asignatura compraría un libro que me acompañaría siempre, “Propagación de Plantas” de Hartmann y Kester (1962). La asignatura Agricultura General, era dictada por un Prof. De apellido Henao y el jefe del grupo de trabajos prácticos al cual yo pertenecía era un Prof. De apellido Gallardo. La cátedra Bioquímica I y II era dictada por el Prof. Alejandro Istok y el jefe de trabajos prácticos era la Prof. Mercedes Medina. En la cátedra de Zoología Agrícola había un equipo de profesores, lo integraban Gerardo Yépez Tamayo, Felipe Martin y Alberto Fernández Yépez. Está asignatura estaba muy bien organizada, tenían un “Manual de Trabajos Prácticos” que el estudiante adquiría para cursar la materia. Me estaba quedando rezagada la asignatura Producción Animal, el grupo que me toco la teoría la dictaba J. Napoleón Pereira Gotopo y el jefe de trabajos prácticos un Prof. de apellido Cárdenas, no recuerdo su nombre, era un excelente profesor. Otra materia de grata recordación es Edafología I y II, el profesor de teoría era Antonio José Estrada Bertorelli y el grupo de trabajos prácticos que me toco integrar, estaba coordinado, nada más y nada menos, que el Dr. Luís María Eleizalde (español), ya estaba bastante anciano, pero igual eran cátedras las que dictaba el Prof. Eleizalde; había un profesor colaborador el Prof. Antonio Mayorca que se estaba iniciando como docente. La cátedra Maquinaria Agrícola I y II la enseñanza teórica era impartida por el Prof. Miguel Tinedo Gómez y la enseñanza práctica había un equipo de profesores que mi memoria no logra recordar. Recuerdo que para estudiar Maquinaria Agrícola I, tuve que comprar un libro “Tractores”, autor M. Arias-Paz, 4º edición, 1963. En la cátedra de Fisiología Vegetal había dos profesores de teoría, uno era el Prof. Cristóbal Navarrete y el otro era el Prof. Macrobio Delgado. Recuerdo que el Prof. Delgado dictaba la parte de nutrición mineral; el jefe de trabajos prácticos era un Prof. de apellido Agostini, que para esos momentos estaba estudiando psicología en Caracas; a veces nos utilizaba como conejillos de india en sus trabajos de psicología. El texto que tuve como referencia para esta materia fue “Principios de Fisiología Vegetal”, autores Bonner y Galston, Aguilar, Madrid, 1961. En la cátedra de Entomología I y II era coordinada por el Prof. Francisco Fernández Yépez, y estaba integrada además por el Prof. Carlos Julio Rosales. Y por último, hasta aquí llegue en la Facultad, estaba la asignatura Explotaciones Pecuarias I y II, coordinada por el Prof. Alvaro Martínez Lázaro; los profesores que coordinaban la enseñanza práctica no los recuerdo. No, faltaba una asignatura importante, Olericultura era coordinada por el Prof. David J. Rincón. Al Prof. Rincón me lo encontraría más tarde en Tucumán, invitado por la Facultad de Agronomía y Zootecnia y la Estación Experimental Agropecuaria dependiente de la Provincia, a dictar un curso sobre “Control de Malezas”, esa era su especialidad, logró su formación en el “Servicio Shell para El Agricultor”. Es de data recordatoria la profesora Raquel Rivero que junto a la profesora Mercedes Medina, vivían en una residencia en El Limón frente a la alcabala, a la entrada del pueblo. Quiero rendir un homenaje a aquellos que fueron mis profesores en la Facultad de Agronomía de la UCV, entre los años 1963-1965. De ellos aprendí, y gracias a sus conocimientos impartidos logré culminar mis estudios en la Facultad de Agronomía y Zootecnia de la Universidad Nacional de Tucumán, en Argentina.

Una vez en la Facultad, me identifique de inmediato con el Movimiento Universitario Católico (MUC) al cual ingrese al igual que mis amigos, que me acompañaron desde mi terruño natal a estudiar Ingeniería Agronómica. Yo venía de ser presidente de la Acción Católica del Colegio, estudie con los Salesianos desde 2º grado hasta 3er. Año de bachillerato, en aquel entonces no había 4º ni 5º año; y presidente de la Acción Católica Parroquial, en ese momento el vicario general de la diócesis de Coro era Monseñor Pedro Da Costa Gómez. Al poco tiempo de estar en la MUC, comencé a ocupar cargos directivos, coordinador de grupo, vice-presidente y hasta mi salida en 1965 presidente, donde me iría a otro país por razones de seguridad, mi vida corría peligro.

Hoy miro con nostalgia aquellos años de lucha, los comunistas dominaban en la Universidad, eran mayoría e imponían sus criterios, incluso utilizando grupos de estudiantes como turbas que agredían sin compasión. Recuerdo a Monseñor Feliciano González Obispo de la diócesis de Maracay, Obispo de los cerros e identificados con los pobres; también recuerdo al padre Julián Giannoni asesor del MUC en Maracay y al padre Juan Cardón asesor del MUC en Caracas. La misa se celebraba debajo de un Samán todos los lunes por la tarde, alumnos y profesores identificados con el movimiento asistían a la eucaristía. Voy a tratar de realizar una sucinta, para explicar brevemente ¿Qué era el MUC? Y ¿Cuál era la labor social que realizábamos? En la Universidad. El MUC era Unidad, Formación y Lucha. El Movimiento Universitario Católico consciente de su responsabilidad frente a la situación mundial y universitaria de aquel momento lanzaba una consigna y proponía una acción concreta: “Cristo en la Universidad” es la consigna. Y el programa de actuación abarcaba cuatro metas ambiciosas: 1) más almas en Gracia; 2) más Gracia en cada alma; 3) más cristianos en las relaciones humanas; 4) más cristianos en las estructuras sociales y gremiales. Para ello el MUC te ofrecía y te exigía: a) Apostolado: Formación en la Acción, Campañas de Opinión; b) Vida interior intensa; c) Espíritu cordial, apertura, colaboración, en una palabra: Caridad; d) Inquietud por los problemas de la Iglesia y de la Patria, vivencia social, actuación gremial. El MUC no era para todos, aunque tenía sus puertas abiertas a todos. Su espíritu es incompatible con el egoísmo, el hedonismo y el odio. El motor de su mística era el amor es decir, el sacrificio. La Casa del MUC: estaba ubicada en la calle principal del Barrio El Milagro, su fachada las paredes pintadas de azul intenso y las columnas, puertas y ventanas de blanco. En su interior, contábamos con una oficina, una pequeña biblioteca, un cuarto donde funcionaba el multígrafo y todo lo que era reproducción de guías para los estudiantes, un patio techado que servía para las reuniones y los ratos de esparcimiento jugando tenis de mesa (ping pong), también había una habitación donde dormían dos miembros del movimiento responsables de la sede. Muchas veces estuvimos en guardia, había amenaza que asaltaría la casa del MUC para quemarla. Varias veces dormimos en el techo, vigilantes por lo que pudiera suceder, no paso de eso, amenazas, después de todo nos hacíamos respetar.

Por recomendación de Monseñor Feliciano González, realice los “Cursillos de Cristiandad”, en ese momento era presidente del MUC, él me decía, esto te va a permitir ponerte en contacto con gente con medios económicos que te puedan ayudar a cristalizar el “Proyecto de residencias estudiantiles”, para estudiantes pobres que dormían en los bancos alrededor del comedor, porque eso les permitía usar los baños para el aseo personal. Logré conocer un Ingeniero Mecánico, cubano, cuyo nombre mi memoria no logra recordar, que era directivo del Central El Palmar que estaba ubicado en San Mateo, Estado Aragua. Logramos abrir dos residencias, equipadas con camas literas, dos y hasta tres camas metíamos por cuarto, con cocina para la preparación de alimentos. Las dos casas alquiladas eran pagadas mensualmente por El Central, además nos dieron las literas, cocinas y otros accesorios. Al salir del MUC las residencias estaban funcionando. Hoy conservo mi “Libro de Preces”, Secretariado Nacional de Cursillos de Cristiandad, 4º edición, Caracas, 1963, libro de oración del cursillista.

En Maracay, vivía en una granja en el Limón, Callejón Acuarius, Quinta Villa Mercedes; allí pagaba por dormir y comer; al cabo de un tiempo, pagaba eso con trabajo, dándole de comer a las vacas, recogiendo las Naranjas, Aguacates, manteniendo limpio todo y sobre cuidando mis conejos, ya que tenía un criadero. Siempre mantenía presente una estrofa de una poesía que aprendí en 5º grado, “trabaja joven, sin cesar trabaja: la frente honrada que en sudor se moja, jamás ante una frente se sonroja, ni se rinde servil a quien la ultraja”.

Cuando ingrese al MUC, para ese momento el presidente era José Hurtado y el vice-presidente era Tomás Gunz; luego sería el presidente Luís Gabriel Novoa, posteriormente me tocaría la presidencia y a mi retiro quedo como presidente Manuel Cols. Otro de los compañeros que recuerdo y que formo parte de la junta directiva es Francisco Freites. Recuerdo como miembros del MUC, a Rafael Isidro Quevedo, Germán Monzón, Eliot Corredor Muller, Alejandro Trujillo y Eduardo Lander Delgado. Acompañando a Eduardo Lander, forme parte del “Grupo de Bomberos Voluntarios UCV” en Maracay, en varias oportunidades nos toco sofocar incendios en el Parque Nacional Henri Pittier, momentos inolvidables. También quiero recordar, a un grupo de compañeras que vivían en una residencia regentada por una monjas, está residencia quedaba a la salida de El Limón vía Bahía de Cata, ellas eran Mary y Rosario Cardozo, Yolanda Fariñas y dos compañeras que estudiaban veterinaria que lamentablemente no las tengo presente en mi memoria. Otra compañera de la Facultad que no olvidaré nunca, se llamaba Silvia Griffin, estudiábamos juntos preparando los exámenes. Otra compañera de data recordación es Damelis Gudiño. Mi memoria acaba de recordar dos nombres, Aurora Ayala estudiante de agronomía y compañera en el MUC, respetada y querida por todos en el movimiento, siempre ayudando y asesorando; la otra persona de data recordación es Rita Redondo, Rita era la secretaria del Dr. Istok, que era Jefe del Departamento de Química. Muchas de estas personas nunca más las volví a ver, ese es el precio cuando uno tiene que emigrar. Quienes tuvieron la oportunidad de culminar sus estudios, y los que entraron pero por alguna circunstancia no pudieron graduarse, llevamos la universidad por dentro, y decimos con orgullo “yo estudié en la UCV”, ¡la Casa que vence las sombras!

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