Aquellos Años (2015–2019) … Soy migrante en tierras ecuatorianas
En la Venezuela pobre otrora saudita,
sus niños se mueren por falta
de comida y medicinas
Otra paradoja del Socialismo del Siglo XXI
(Reseña 2da. Parte)
¡Les contaré una
historia (13)!
¿Cómo podríamos cambiar la situación de los
niños enfermos en Venezuela? Nadie está pidiendo demasiado. Salvar vidas, no
más muertes. Vivo testimonio de una forma extraña y vil de sembrar el petróleo.
Antes de nacer son condenados a muerte. ¡La palabra vida es un agujero negro!
La situación humanitaria se ha deteriorado de
forma extraordinaria. Venezuela “padece una emergencia humanitaria compleja”, en la que destaca
la situación de la salud. Esta crisis ha afectado la salud de los niños, con un
aumento del 30,12% en la mortalidad infantil según fuentes oficiales más
recientes.
En Venezuela el dolor no se va nunca, aflora
por todos los rincones, hasta por el último. Todo comenzó con el derrumbe
bolivariano del que fue el país más rico de América.
Es urgente abordar las necesidades más
apremiantes de los niños y niñas enfermos. No permitamos que un niño más muera.
Del gobierno socialista ellos no esperan nada. Todo se ha cerrado. La vida se
hace un rincón. ¡Arrinconados van vida y horizonte!
El escritor uruguayo Eduardo Galeano escribió
un poema en El libro de los abrazos que se llama “Los nadies”. Este texto retrata
a la perfección la situación en la que viven algunos sectores de la sociedad,
quienes, por su condición económica o étnica, quedan relegados a callejones
oscuros, pueblos perdidos o asentamientos informales.
Son los nadie, los ninguneados, los que no
son nadie. En una sociedad en la que uno es en la medida que tiene, los que no
tienen nada no son. Y como no son, no son nadie.
Los nadie son los excluidos, los marginados.
En muchos países del mundo, son incluso los olvidados, las personas que no
cuentan en las estadísticas demográficas. No son tenidos en cuenta a la hora de
tomar decisiones políticas, económicas o sociales. Su voz no es escuchada,
aunque sus brazos son utilizados para crear riqueza. “No son seres humanos, sino recursos humanos”, asegura el
escritor uruguayo.
Sera que los niños venezolanos como dice
Galeano, son los hijos de nadie, los dueños de nada, los ningunos, los
ninguneados. Los nadies: muriendo la vida, jodidos, rejodidos. Que no son,
aunque sean. Que no tienen nombre, sino número. Que no figuran en la historia
universal, sino en la crónica roja de la prensa local. Los nadies, que cuestan
menos que la bala que los mata. ¡Triste realidad! Ese es mi país.
¿En qué piensa tan hacia dentro un niño
enfermo? ¿En qué? Si se está muriendo. Bueno amigo Juan
Pueblo, pudiéramos dar respuesta a esa y muchas preguntas más que
afloran en esta aciaga hora de desesperanza para el venezolano.
¡Que
suba el telón!
- Mira Juan Pueblo, te voy a comentar de un artículo que leí
en el portal web www.lapatilla.com, escrito por Daniel Lozano, el 25 de mayo de
2019, titulado: “La infancia olvidada en
Venezuela”. Una frase que me sacudió los cimientos, carajo de un niño
venezolano que pedía vivir, “No me quiero morir. Quiero crecer y ser bombero”,
era un niño de siete años que se lo dijo a su madre antes de morir. Será, que
de ahora en adelante me sentiré orgulloso de ser venezolano, carajo, creo que
no.
Los dos pequeños formaban parte de la última
lista de 30, ahora 28, que esperan un milagro en forma de trasplante medular en
el Servicio de Hematología del Hospital Pediátrico J.M. de los Ríos, en
Caracas. “Estas muertes pudieran prevenirse “, advirtió la
ONG Prepara Familia, siempre presente en la atención y en la denuncia de estos
casos. “Roberth Redondo murió desatendido por el Estado. Su muerte pudo
evitarse. Todo el respeto por el personal de salud y sus defensores, que
fatigosamente han hecho lo posible por salvarle”, se quejó Susana Rafalli,
prestigiosa activista humanitaria. Robert sufrió una recaída y regresó al
hospital tras un calvario
multiplicado por lo que en Venezuela llaman la “situación país”: las quimioterapias están
suspendidas, no se hacen punciones lumbares, no hay reactivos para hematología,
el aire acondicionado no funciona, ni siquiera en el quirófano…
El pasado 9 de abril, las familias de los niños lanzaron
un SOS desesperado,
incluso introdujeron una denuncia ante el Defensor del Pueblo, nunca escuchada.
Además de las carencias de insumos y servicios, los familiares recordaron que
el Estado mantenía en suspenso un convenio con el Gobierno de Italia para que
los enfermos recibieran el trasplante en hospitales europeos. El programa
cumple cuatro años de fallas por la deuda millonaria que Caracas dejó acumular,
la misma estrategia
seguida desde el inicio de la crisis y que incluye aerolíneas, multinacionales, comerciantes y
gobiernos.
Desde hace semanas, el chavismo combate la realidad con su gigantesco
aparato propagandístico, en un intento de mantener como sea ese
15% que apoya a Maduro y aportar argumentos a sus portavoces en el exterior,
incluida España. “Lamentablemente falleció otro niño venezolano esperando su
trasplante de médula ósea como consecuencia del bloqueo criminal de EEUU, que
impide transferir fondos a las instituciones italianas de salud con las que
PDVSA atendía estos casos urgentes”, escribió el canciller Jorge Arreaza en sus
redes sociales. El Gobierno, a su vez, hizo público que la Cruz Roja Internacional trasladó a cuatro
menores venezolanos, enfermos de cáncer, al hopital Bambino Gesú, de
Roma.
La primera que negó tales argumentos fue
Geraldine, la madre de Roberth: “No es justo, eso no es culpa del bloqueo. Es culpa de ellos
mismos por su negligencia, por su falta de conciencia”. “¿Cómo se explica que
no hay recursos para trasplantes de médulas a niños por un bloqueo financiero,
pero sí se aprueban recursos para la producción de ametralladoras?”, se quejó
también Carlos Trapani, coordinador general de Cecodap, organización que lleva
años luchando por los niños enfermos del hospital.
El Hospital J. M. De los Ríos, principal
referencia pediátrica en Venezuela, se ha convertido hoy en un paradigma de la
tragedia nacional y en el espejo de la gestión revolucionaria. Ya en 2014, la
Contraloría de la República (órgano chavista) reconoció el deterioro de su
estructura y las fallas
tanto en insumos y equipos, además de la falta de médicos.
- Vida, esa palabra, en
mi lecho de enfermo, no me sirve para nada. Media vida. La vida misma, así como
se lleva es insignificante. ¡Ay del niño muerto! Estas expresiones Juan Pueblo, nos llevan a reflexionar, en nuestro país
todo está mal, que ni la salud funciona. ¡venezolanos! ¿Qué nos sucede? Cuando
vamos a reaccionar carajo. ¡No puede ser!
- Te quería comentar
algo Juan Pueblo, vi un vídeo presentado por el
periodista Jorge Luís Pérez Valery del CNN con fecha 25 de mayo de 2019, en su
portal web www.cnnespanol.cnn.com,
titulado. “30 niños esperan trasplante
de médula ósea en Venezuela”, en el cual expresaba lo siguiente.
El colapso del sistema de salud de Venezuela
mantiene a 30 niños, pacientes del Hospital Infantil de Caracas, en riesgo de
morir a la espera de un trasplante de médula ósea. Las autoridades confirmaron
que dos menores de este grupo fallecieron, uno de ellos esta semana. La
esperanza de quienes viven es un convenio que ha existido desde hace años entre
Venezuela e Italia, pero ahora está suspendido.
- ¡Prohibido olvidar!
Mira Juan Pueblo, cada día se evidencia nuevas
atrocidades causadas por la narcodictadura que ha hecho lo que le dio la gana
en lo económico, político y social en complicidad con los militares y los
opositores de la MUD, y ahora
también algunos diputados de la AN.
En los diputados a la AN, no veo
coherencia ante la situación de tragedia que vive Venezuela, ahí está el caso
del 187 # 11, porque no se ha aprobado, que esperan, que sigan muriendo más
niños. Corrupción y nuevos ricos es lo que vemos acontecer día a día. No les
importa la hambruna, la miseria y muerte de nuestros niños, única herencia de
la seudorevolución, porque ellos están bien. ¡Venezuela, más allá del límite!
- Mirar con rabia tus
sueños condenados, rotos desde niño. Porque estoy enfermo y me condenan a morir.
¡No me hables de lástima!
- El corazón se nos
paraliza y el alma nos duele profundamente cada vez que recibimos la fatal
noticia de la muerte de otro niño en el Hospital JM de los Ríos de Caracas. La
hipocresía de muchos, que sienten, que lamentan, pero no hacemos nada. Carajo Juan Pueblo, ¡Venezuela se jodió! El portal web www.lapatilla.com,
el 30 de mayo de 2019, publico un artículo de Lester Toledo, titulado: “Ni un
niño más”. Es desgarradora la descripción, pero son palabras, solo eso,
palabras. ¡Necesitamos hechos!
Al inicio del mes de mayo en el hospital JM
de los Ríos de Caracas se contabilizaban 30 niños cuyas vidas dependían de un
trasplante, de una medicación especial o de algún procedimiento específico, la
condición de salud y la esperanza de vida de estos pequeños no solo se agravaba
por la crítica escasez de insumos y medicamentos que ya desde hace años provocó
la dictadura, sino además por la indolencia de este régimen, que con su
inacción demostró, una y mil veces, que poco o nada le importa la vida de los
venezolanos.
Hoy esa indolencia nos pone al frente de una
nueva matanza de niños, de pequeños venezolanos cuyas vidas se apagaron ante la
mirada impotente de unos padres que lo dieron todo para mantener la esperanza
en ellos, pero que, lamentablemente, en numerosos casos, perdieron esa batalla
por la vida.
Son
niños, con nombre y apellido, a quienes Maduro truncó su futuro, que tenían
padres y madres amorosos, con abuelos y hermanos, cuya partida inesperada, dejó
una honda huella de dolor y vacío en sus hogares.
Todas estas muertes, por tan solo mencionar
los casos de una sola institución de salud de gobierno, muestran a Nicolás
Maduro como el Herodes venezolano, un criminal que lleva en sus manos la sangre
de todos estos pequeños y que con gran indolencia y frialdad ha convertido a
nuestro país en una gran morgue.
Un Herodes que prefirió invertir el dinero
del Estado en más armas y muerte, y no en salud y trasplantes que significaban
la vida para estos pequeños a quienes sin reparo les arrebató su esperanza de
vida.
El Hospital JM de los Ríos hoy es la punta
del iceberg de la aguda crisis que afecta a todo un país, donde 7 millones de
venezolanos están en peligro de muerte de acuerdo a la ONU y donde, según reportes de Codevida, 18.7 millones no tienen
acceso a la salud. Esa es
la gran verdad tras las lamentables muertes de estos niños que tanto nos han
dolido.
- Mi querido Juan Pueblo, cuanto se habla de la situación que viven
los niños en Venezuela, pero nadie hace nada. Que indolencia Dios mío, hasta
cuándo. Te voy a comentar un comunicado del Grupo Ávila, este grupo está
integrado por embajadores, embajadoras y diplomáticos de carrera, rechazando la
postura del régimen de Maduro ante la muerte de los niños venezolanos por falta
de medicinas y trasplantes e instaron a la comunidad internacional a conocer y
a difundir esta terrible situación.
- El referido
comunicado fue publicado con fecha 01 de junio de 2019 en el portal web www.lapatilla.com,
titulado: “Grupo Ávila denuncia la crueldad y el cinismo del régimen de
Maduro ante la muerte de niños
venezolanos”. Analicemos un extracto de dicho comunicado:
La crisis humanitaria venezolana continúa
profundizándose de manera pavorosa. Una nueva ola migratoria parece estar en
curso y los países más cercanos de nuevo se ven abrumados por la llegada de
miles de venezolanos que huyen de una situación de penuria en proceso de
agravamiento.
Casos de personas, incluso niños, que
fallecen a diario por falta de asistencia médica oportuna se multiplican, sin
que el gobierno usurpador tome las medidas que corresponde para evitarlo.
Pocas horas habían transcurrido entre el
fallecimiento de un segundo niño que esperaba por un trasplante de médula ósea,
cuando el tirano usurpador anunció un gasto millonario en euros para la
fabricación de ametralladoras y uniformes militares. Ya antes se había conocido
de la adquisición a Rusia de raciones de comida para el ejército.
Por lo visto, hay recursos para compras de
armamentos, en particular los que tiene que ver con el ataque a la población
civil, pero no existe dinero para enfrentar los graves problemas sociales del
país, que han llevado a una crisis humanitaria que algunos califican de
catástrofe.
En Venezuela, se ha destruido la producción y
las posibilidades de invertir y generado un creciente desempleo. El salario
mínimo no permite adquirir los alimentos mínimos de la dieta básica. Ha crecido
la desnutrición, las enfermedades infecto-contagiosas y crónicas por la falta o
dilapidación de recursos, o por la enorme corrupción, viéndose afectados,
principalmente, la población infantil.
Instamos a la comunidad internacional a
conocer y difundir esta terrible situación que tiende a la aceleración de la
diáspora al presionar a las familias a evitar que sus hijos pequeños hoy sanos
o enfermos arriesguen sus vidas ante la agudización de la precariedad en la
alimentación y el sistema de salud.
- ¡Desgarra el alma! Me
pregunto Juan Pueblo, ¿qué podemos hacer? Cuando
escucho historias como la de Erick, un niño de 11 años, dejó de luchar el
domingo 26 de mayo, esperaba un trasplante que nunca llegó para él y otros
niños fallecidos de cáncer en un hospital venezolano.
- En el portal web www.dolartoday.com,
el 01 de junio de 2019, publicaba una información de AFP, que llamó mucho mi atención, bajo el título de: ¡Genocidio silencioso! “El régimen de Maduro dicta sentencia de muerte a niños venezolanos”, que quiero
compartir contigo.
“Tenemos un gobierno que ayuda a todo el mundo, ¿pero a los niños
qué?”, se
lamenta Gilberto padre de Erick, con las lágrimas contenidas, en el velorio que
ofició en su casa de bloques frisados, en la populosa barriada de Petare.
Una
deuda con el gobierno italiano de 10,7 millones de euros tiene paralizado el programa desde
2018. El presidente Nicolás Maduro denuncia que, aunque se han hecho
transferencias para darle continuidad, los recursos fueron bloqueados por un
banco portugués a raíz de las sanciones financieras de Estados Unidos, empeñado
en sacarlo del poder.
Pero la oposición liderada por Juan Guaidó,
reconocido como mandatario interino por medio centenar de países, sostiene que
la iniciativa ya presentaba fallas desde 2016 por “falta de insumos y trabas burocráticas”.
Mientras Maduro y Guaidó se acusan mutuamente
de las muertes, el padre de Erick, flaco y con el rostro inflamado de tanto
llorar, dice que “no hay
que buscar culpables donde no los hay”. “Pero tampoco hay que ser ignorantes, sabiendo que ellos
podían tener las posibilidades de conseguir las ayudas”, acota.
¡A todos nos puede pasar lo mismo! “Uno vive con el
miedo encima”, dice a la AFP la
mujer de 39 años, quien intenta calmar al pequeño.
Buscando mejor atención, en 2018 se
trasladaron desde el estado Falcón hasta Caracas, pero encontraron un hospital
sin insumos, con varias áreas inutilizadas y baños clausurados.
En medio de una escasez de 85% de las
medicinas, según el gremio farmacéutico, Siolis consigue la quimioterapia de su
hijo a través de ONGs, ante la imposibilidad de pagar los 800 dólares que le
cuesta traerla de la vecina Colombia.
Según Naciones Unidas, cerca de un cuarto de
la población venezolana necesita ayuda humanitaria urgente. “Otros más van a morir”
Las muertes de niños no solo devastan a las
familias. Adriana Ladera no quisiera regresar al hospital donde trabaja como
enfermera desde hace cinco años. “Ver ese tipo de cosas te rompe, te marca”, confiesa la mujer de
30 años, quien cuenta que en el centro médico a veces ni siquiera hay jabón de
manos.
“Hay días en que te dan ganas de correr y no volver más nunca”,
suelta entre lágrimas. Pero regresa pese a la perenne falta de insumos y escasa
comida que el personal puede ofrecer a los pacientes.
“Vienen otros más que van a morir. Ellos no son los últimos”,
reconoce la enfermera Marta Vásquez, de 33 años.
Rodeado de flores blancas, el cadáver de
Erick permaneció en la sala de su casa casi cuatro días. ¡Ay del niño muerto!
¡Ay de ellos!
- ¡Tremenda desfachatez!
No es posible Juan Pueblo, que el usurpador
Maduro quiera hablar de ética en la política, que la política es el arte de
exponer ideas, si los que han intentado exponerlas están presos, torturados y
muertos. Yo, culpo a los militares venezolanos de haber permitido asumir a la
presidencia a un indocumentado, que no le interesa el pueblo venezolano, sino
que responde a los intereses de la tiranía cubana. Dios mío, hasta cuándo vamos
a soportar esto, ¡Ay
mi pueblo!
- Para que veas, Juan Pueblo hasta dónde llega la desfachatez del
usurpador Maduro, te voy a referir un artículo aparecido en el portal web
www.apuntoenlinea.com, de fecha 31 de mayo de 2019, titulado: “Maduro se lavó las manos: crisis
hospitalaria no es su culpa sino de las
sanciones”. Veamos que dice el narco dictador:
Nicolás Maduro aseguró este viernes que el
sector hospitalario de Venezuela se encuentra en crisis «gracias a las
sanciones» que han adoptado los EEUU y la Unión Europea (UE) en contra
de su régimen.
«Venezuela debe saber cuánto dinero nos han robado. Nos bloquean las
cuentas, nos prohíben traer barcos con medicinas en insumos, vivimos un bloqueo comercial»,
denunció Maduro.
Durante los últimos 25 días, seis niños han
fallecido en el hospital J. M. de los Ríos, en la capital venezolana. De ellos,
cuatro han muerto esperando un trasplante de médula ósea que nunca llegó.
El régimen ha insistido en que las sanciones
son responsables de estas muertes. Sin embargo, desde la presidencia encargada
de Venezuela informaron la suspensión del programa de trasplantes se produjo
antes de que las sanciones fueran aplicadas.
“Pongamos las diferencias políticas a un lado y trabajemos por el bien
común, por la solidaridad, la solución de estos temas, en la política hay una
ética, unos límites y la política es el arte de exponer ideas, de defender
proyectos, de levantar liderazgos y no de hacer daño para tratar de construir una
estrategia de poder”, enfatizó Maduro.
- ¡Y es que, de continuar
así! Caramba amigo Juan Pueblo, entre las
muchas tragedias de la crisis humanitaria de Venezuela, el último en llegar a
la gente a protestar en las calles es la secuencia de las muertes de niños que
esperan un trasplante de médula en el hospital JM de los Ríos. Pero lo
lamentable, mi querido amigo es, el que protesta en Venezuela lo reprimen. ¡Ay
del niño enfermo!
- En el portal web www.lapatilla.com,
de fecha 5 de junio de 2019, refiere un artículo de la periodista Sylvia
Colombo de FOLHA DE S.PAULO titulado: “Muertes de niños exponen crisis infantil de
Venezuela”. Sólo en mayo, murieron cuatro niños que
esperaban un trasplante de médula. Y en el más reciente, Erick Altuve, 11, el
último día 26. Los cuatro eran parte de un grupo de 30 chicos a la espera de un
trasplante de médula en ese hospital. Ahora, quedan 26.
La
muerte del niño parece haber sido la gota de agua. Después de las protestas, el
dictador Nicolás Maduro afirmó que el recorte de fondos para el hospital se
produce debido a las sanciones norteamericanas y por complicidad de la
oposición venezolana, que las estarían estimulando.
“Este discurso es absurdo, ya que fue Maduro quien no quiso renovar un
convenio que teníamos con el gobierno de Italia, que nos ha ayudado con más de 80 trasplantes
en los últimos años”, dice a Folha la diputada Manuela Bolívar, del
partido Voluntad Popular. Además, dice ella, los padres están recogiendo varias
acusaciones contra los directores del hospital que, según ellos, estarían
desviando medicamentos -hasta los medicamentos para aliviar el dolor de los
niños.
- ¡El fantasma que asecha
a la niñez! La falta de alimentos y medicinas lleva a la enfermedad, y
ésta a la muerte. La crisis sanitaria de Venezuela le está arrebatando el
futuro a sus niños. Con una economía derrumbada durante dos décadas, un
desabastecimiento de medicamentos que supera el 80% y un déficit de 90% en los
hospitales, los pacientes crónicos no tienen más opción que pedir a Dios que
los mantenga con vida.
- Juan Pueblo, oído al tambor, en
el portal web www.lapatilla.com, de fecha 3 de junio de 2019, apareció un
artículo titulado: “Venezuela bajó 32 puntos en el ranking de protección a la
infancia”. ¡Será que podemos cambiar esta realidad! ¡Amado sea el niño, que
cae enfermo y aún llora!
Venezuela ocupa el puesto 131 en la lista que
enumera de mejor a peor la protección que brindan los países hispanos a la
infancia, de acuerdo con un informe publicado por la organización. Así lo
reseña mundo.sputniknews.com
En el informe mundial sobre la infancia 2019:
‘Infancias
robadas’, la organización evalúa la situación general para los niños y
las niñas en 176 países.
Entre los países hispanos, el que mejor
protege a los niños en cuanto a la salud, la educación, el trabajo, el
matrimonio, los partos y la violencia infantiles, es España que ocupa el puesto
número 13 de la clasificación de la ONG. Mientras tanto, la peor situación se
observa en Guatemala con el puesto número 147, que está incluso por detrás de
Siria y Yemen. Aunque los autores admiten que los datos de los países afectados
por conflictos, como Siria y Yemen, no reflejan las duras realidades para la
infancia en estos entornos debido a las dificultades para recopilar los datos.
En
Venezuela, donde existe una crisis social, económica y política desde 2010, la puntuación
disminuyó en 32 puntos. La tasa de mortalidad de niños y niñas menores
de 5 años ha aumentado en un 40 % y la de homicidios de niños y niñas, en un 60
%. La tasa de desplazamiento también ha aumentado drásticamente, señala el
informe.
¡Que
baje el telón!
¡Un
apunte final…!
El Hospital de Niños José Manuel de los Ríos es un reflejo despiadado de la realidad de Venezuela.
Situado en el norte de Caracas, fue, desde su fundación en 1937, uno de los
centros públicos más importantes del país y una referencia para el continente
por su especialización en el área de pediatría. Hoy solo se habla del hospital
por su deplorable condición.
Entrar al Hospital de Niños es desnudar la
crisis que sufre Venezuela desde hace más de diez años, pero que en el último
lustro se ha acentuado. La
seguridad del recinto médico es extrema. Solo ingresan los pacientes con
sus familiares, el personal médico y el administrativo, el resto debe aguardar
en el patio o en lugares adyacentes. Todo el acceso está milimétricamente
controlado. El centro está blindado. Al régimen no le interesaba testigos
incómodos de lo que está sucediendo en el J.M. de los Ríos. Sin embargo, ABC logró acceder a sus instalaciones.
El recorrido por el Hospital de Niños y
conocer las carencias que sufre es desolador. El centro hospitalario ha perdido
la capacidad de resolución en muchas áreas. La terapia intensiva está a punto
de desaparecer. De once camas, solo dos están disponibles. El éxodo de profesionales de la salud
también ha dejado heridas profundas. Solo cuentan con 90 de las 420 camas de
hospitalización. De las nueve salas de quirófanos, operan apenas dos; mientras
que de las catorce máquinas para diálisis, solo siete prestan servicio.
En el momento de entrevistar a una madre, el
equipo de seguridad del J.M. de los Ríos se percata de mi presencia, y se
apresura a expulsarme del centro médico. Sin embargo, en un descuido de los
agentes, y gracias a la ayuda de varias personas, escapo por uno de los
pasillos. Para evitar que me identifiquen, me quito el tapabocas, el jersey y
me suelto el pelo. Agentes
de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB)
me buscan. Se ha dado la voz de alarma y la seguridad se ha reforzado en los
pasillos y en el acceso. A pesar de ello, logro alcanzar la salida y escapar,
con el pulso acelerado, tras pasar tres horas de terror en un hospital que un
día fue uno de los más importantes de Venezuela y que hoy ya no tiene armas
contra la muerte. (www.abc.es,
“ABC entra en el hospital de la muerte en Caracas”. Texto: V.S, DE ABREU.
Publicado el día 3 de junio de 2019).
Pensamiento
¡Un hijo es la vida! ¡Mi hijo es mi vida! ¡Mi
hijo era mi vida!
Tras un tiempo de lucha y esperanzas, tu hijo
nos ha dejado. Con su muerte, todo el mundo se ha resquebrajado, tus sueños se
han roto, y te preguntas cómo es posible que pueda permitirse tanto dolor, cómo
es posible que pueda morir un niño.
¡Cuando pierdes un hijo, pierdes la vida,
pierdes tu vida!
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