Aquellos Años (2015–2019) … Soy migrante en tierras ecuatorianas
La Paradoja de la
Hambruna Venezolana
Holodomor del Socialismo
del Siglo XXI
(Reseña 2da. Parte)
¡Les contaré una historia (9)!
En Venezuela nos hayamos sumidos en una crisis irreversible, para poder
conjurarla hay que cambiar el modelo fracasado que nos ha mantenido sumisos por
20 años. Tenemos que buscar un sistema capaz de aplicar coherentemente una
política, en la búsqueda de una sociedad capaz de defender a los que aún no han
nacido, las generaciones futuras, y asegurar una supervivencia prolongada para
nuestro pueblo. Pero este cambio, exige mucho más de nosotros, una revolución
interna de nuestras concepciones, de nuestra mentalidad, de nuestras
relaciones. Nos obliga a intentar ser más, no a tener más.
¿Se acostumbró el
venezolano a que el gobierno socialista lo maltrate y lo ponga a mendigar? En
estos 20 años, le metieron en la cabeza a los venezolanos que deben pedir, mendigar,
conformarse, e incluso robar. Viene una pregunta: ¿Estamos malacostumbrados los venezolanos?
Es súper deprimente ver, gente mendigando en las calles y pidiendo
limosnas, incluso rebuscando en la basura para poderle dar de comer a sus
hijos. Como venezolano Juan Pueblo, me da
indignación, impotencia y rabia lo que pasa en nuestro país. ¿Dónde está ese bravo pueblo?
Ese bravo pueblo que en la cuarta se levantó supuestamente porque había hambre.
Carajo hambre hay hoy, y esta callado, sumiso o tiene miedo.
Para que Venezuela cambie Juan Pueblo, hay
que cambiar a la gente, esta gente se acostumbró a mendigar y a saquear y no
les interesa más nada.
La situación de la hambruna que se vive en Venezuela, no se diferencia de
otras sociedades con gobiernos socialistas, caso de Cuba y Nicaragua. En tal
sentido tenemos el derecho de preocuparnos y el deber irrenunciable de luchar,
protestar y desobedecer a cualquier nivel social, para poder exigir el
cumplimiento de tres objetivos básicos que nuestro pueblo no recibe o lo recibe
limitadamente, como son las necesidades primarias de cualquier sociedad: Alimentación, Salud y Educación.
¡Que suba el telón!
-
Perdona la perorata Juan Pueblo, pero era necesario un preámbulo antes de
seguir tratando el tema sobre “la hambruna venezolana”.
-
Ok, pero antes de seguir
te voy a comentar algo Juan Pueblo, soy asiduo
lector de la Revista Semana de Colombia, y me llamó mucho la atención un
artículo escrito por Antonio Caballero, el 11 de mayo de 2019, titulado “El misterio venezolano”, y te voy a
mostrar algo que el escribe al inicio de su artículo.
“Todo es como una danza silenciosa y congelada en la que los danzantes no
se mueven de su sitio, y no pasa nada. Porque en Venezuela “nada de lo que parece es”.
“¿Por qué no pasa nada en Venezuela? Es decir: pasan muchas cosas –marchas
de protesta, tentativas de golpes de Estado, apagones, represión policial,
éxodos multitudinarios, amenazas de invasión armada – pero ninguna tiene
consecuencias”.
-
Juan Pueblo, yo te pregunto y me pregunto amigo., ¿Será que en Venezuela no va a pasar nada? Amanecerá y veremos.
Por lo pronto, seguimos analizando la situación de “la hambruna venezolana”.
El Holodomor, según algunos, viene de una política que, sin tratar de
provocar deliberadamente el hambre, llevó a ella. La colectivización, una idea
absurda, se hacía no obstante con la intención de mejorar la producción y las
condiciones de vida del campesinado, aunque diera los resultados contrarios. O
sea, Juan Pueblo que fracasó.
Si comparamos esto, con lo que paso en Venezuela, en el sector agrícola y
pecuario, donde el gobierno utilizó su palabra mágica “exprópiese”, llevando a este sector a la
ruina. Aquí se usó la colectivización a través de Cooperativas Agrícolas, que
todas fracasaron porque nadie quería trabajar, llegamos a ser el país con el
cementerio de Cooperativas más grande del mundo´. Triste, pero cierto.
En Ucrania había grandes depósitos de alimentos (cereales, carne, etc.),
protegidos por guardias armadas para que las víctimas no tuvieran acceso a
ellos: mientras el hambre cundía dramáticamente. Hubo una propaganda culpando a
las víctimas de su propia situación, incluso opiniones lamentando que la cosa
no fuera a más, para acabar de una vez con el “problema” de la resistencia de
los campesinos “kulaks” en Ucrania.
Y si comparamos esto con lo que está sucediendo en Venezuela, con los
alimentos, uno se pregunta Juan Pueblo, ¿Podemos hablar de genocidio?
Parece que sí. En Venezuela el gobierno socialista no ha intentado siquiera
imponer medidas efectivas para paliar la crisis, lo que viene a ser algo muy
parecido, una especie de genocidio hipócrita.
-
¡Para saber y contar y
contar para aprender…! Es momento de recapitular lo que hemos venido hablando,
amigo Juan Pueblo, hay un artículo del cual tomaremos
algunas pinceladas, titulado “Holodomor:
historia de una extraña y poco conocida
palabra que dejo millones de muertos
en apenas un año”, escrito por el periodista Alfredo Serra, el 10 de mayo
de 2019 y publicado en el portal web www.infobae.com.
En apenas un año –1932 a 1933–, la bestial dictadura de Iósif Stalin ordenó
el Holomodor contra el campesinado que sobrevivía bajo el comunismo como
República Socialista Soviética de Ucrania.
Aquí llegamos al verdadero y trágico significado de la palabra: Holodomor o Golodomor quiere decir,
aterradoramente: "Matar
de hambre".
Exactamente lo que hizo "el padrecito Stalin" contra un número
que oscila entre los dos y los cuatro millones de almas. De muertos. De otras
tantas o más familias aniquiladas. Y con un dato demoníaco: la mayoría de esos
cadáveres arrojados a enormes fosas comunes… eran de niños.
El punto de partida –la condena– fue el proceso de colectivización del
campo: el despojamiento de las tierras que aún conservaban algunos dueños desde
los tiempos del zarismo.
Cínico, Stalin atribuyó la letal hambruna a una serie de malas cosechas.
Falso. La producción ucraniana de granos llegó en 1933 a un récord de 22
millones de toneladas: más que en 1931, mucho más que en 1932…
¿Sólo los ucranianos fueron víctimas del Holodomor, o la hambruna fue
colectiva?
Según varios historiadores, "fue un acto de exterminio intencional de
Stalin contra la nacionalidad ucraniana por oscuras razones nunca aclaradas. Es
cierto, sí, que la apropiación de las tierras y las cosechas por parte del
Estado soviético propició otras hambrunas, pero ninguna tan cruel y criminal
como la lanzada contra Ucrania".
La colectivización –el despojo, en verdad– fue decidida por el Comité
Central del Partido Comunista en diciembre de 1929: una guerra declarada,
abierta y total contra los campesinos… ¡el 82 por ciento de la población del
bloque de naciones sometidas por el régimen!
Por cierto, esa política de tabla rasa desató protestas, disturbios y
revueltas en todo el territorio: más de tres millones dispuestos a impedir el
despojo. Pero el Ejército Rojo se encargó de extinguir esos fuegos, arrestó a
miles de intelectuales ucranianos bajo falsos cargos de conspirar contra el
Estado, los condenó a las prisiones siberianas, y muchos fueron fusilados…
Si bien la condena fue unánime (o casi), quince países admitieron que la
hambruna 1932–1933 fue sin lugar a dudas un genocidio contra el pueblo
ucraniano. Pero apenas cinco le negaron su carácter de genocidio, reduciendo el
Holodomor a sólo "un acto criminal del régimen estalinista"
Esos países son Estados Unidos, la República Checa, Eslovaquia, Chile y la
Argentina.
Una extraña manera de calificar un crimen contra la humanidad. De limitar
el Mal a los límites de un punto en el mapa.
-
Bueno Juan Pueblo, “cualquier parecido con la realidad
venezolana es pura coincidencia”, podría decirse, sino fuese porque tarde o
temprano todo lo verdadero acaba siendo real. ¿Qué te parece, será?
-
¡Avancemos hacia la
verdad! Quiero compartir contigo Juan Pueblo, un
artículo bastante desgarrador que narra la grave crisis que vive el pueblo
venezolano. Lleva por título: “Retrato
de la catástrofe humanitaria de la
dictadura venezolana” (Hambre, violencia y desabastecimiento, en barrios
sin esperanza), texto de Jorge Benezrra y fotos de Álvaro Ybarra Zavala,
publicado en el portal web www.abc.es, con fecha 30 de abril de 2019.
- Que vaina Juan Pueblo, te acuerdas de esa gaita maracucha “Sentir zuliano”, donde exponer el orgullo del zuliano por su tierra, aquí
te dejo el comienzo de los versos “Cuando voy a Maracaibo y empiezo a pasar el
puente, siento una emoción tan grande que se me nubla la mente, siento un nudo
en la garganta y el corazón se me salta, sin darme cuenta tiemblo, sin querer
estoy llorando…”. ¡Miseria socialista! Cómo acabaron con esta bella ciudad, por
donde pasan, destrucción.
Llegar a Maracaibo
es entrar en una especie de zona de guerra. Los habitantes deambulan como
fantasmas entre las ruinas de calles desoladas y montones de basura que ellos
mismos han de quemar porque ningún servicio público se ocupa de recogerlas. Los
escombros, fruto de los saqueos a comercios durante los últimos apagones,
dominan el decadente paisaje urbano.
Venezuela se muere. Y en muchos casos no por falta de alimentos, sino de dinero para acceder
a ellos. ABC muestra los efectos de la tragedia venezolana que el régimen de
Maduro quiere ocultar. Entre chabolas destartaladas en los barrios de Maracaibo
malviven enfermos físicos y mentales, niños desnutridos, las víctimas más
vulnerables de la dictadura chavista.
Pero la capital del estado Zulia, otrora el centro del orgullo petrolero de
Venezuela, no es Siria ni Libia. La causa de la ruina de Maracaibo, la segunda ciudad el país,
es la descomunal crisis en la que ha hundido al país el régimen chavista,
agudizada ahora, aún más, por los cortes en el suministro eléctrico, que obliga
a los maracuchos a peregrinar durante horas en busca de agua potable, alimentos
y combustible o a quedarse refugiados en sus casas, a la espera de luz para
encender el aire acondicionado con que hacer frente a un calor abrasador.
«Llevamos más de un año sin agua. ¡Yo debería estar en mi escuela y no voy
porque debo ayudar a mi mamá en esto!», grita con rabia Michelle, una
adolescente con la ropa empapada y el rostro demacrado, mientras intenta
conseguir agua potable de una tubería subterránea, por la que hacen cola y se
pelean niños, mujeres y hombres. «Aquí donde me ve, no me he llevado un pan a
la boca desde anoche», añade esta chica de 14 años que parece mayor.
Los carteles y vallas publicitarias con el eslogan «La primera ciudad de Venezuela» que salpican
Maracaibo son hoy un sarcasmo agraz. Zulia, donde se extrae el 60% del crudo
venezolano y con un extraordinario potencial agrícola y ganadero, llegó a ser
la envidia de Iberoamérica.
-
Ah, Juan Pueblo, y también acabaron con Caracas, la otrora
sucursal del cielo. Recuerdos vienen a mi mente, de esa bella canción “Mensaje
a Juan Vicente” compuesta por Billo Frómeta, que decía:
“Vicente chico, tócamele algo a Caracas
un pasaje bien bonito, con arpa, cuatro y maracas
que diga así: qué bueno es ser caraqueño compai
que diga así: el cielo y después Caracas caray
que diga así: Caracas es lo más bonito que hay
que diga así: yo me quedo con Caracas”.
-
Carajo, Juan Pueblo, la plaga chavista acabó con una ciudad
tan bella como Caracas; que digo, acabaron con el país. ¡Pura miseria!
La miseria es también patente en Caracas, pero el régimen de Maduro destina los recursos que
puede a la capital del país para protegerla como una burbuja y evitar que haya
estallidos sociales. Si el problema no ocurre en Caracas, es como si no existe. En Maracaibo, en cambio, el
drama del chavismo
se presenta en toda su crudeza.
Por eso también el régimen se esfuerza por mantenerla aislada, fuera de la
vista de los medios independientes. Militares, milicianos y paramilitares
armados de los «colectivos» vigilan para impedir el acceso de la prensa a los
puntos calientes de la ciudad. Los hospitales están blindados y entrar en ellos
sin autorización puede acarrear ser detenido o expulsado, en caso de los
periodistas extranjeros.
Pero para conocer las verdaderas
entrañas de la tragedia de Venezuela hay que adentrarse en un barrio como el de
los Altos del Milagro Norte, en la parroquia Coquivacoa. En chabolas hechas con restos de madera y hojalata, malviven niños
siempre hambrientos, que como mucho comen una vez al día. Las epidemias campan
a sus anchas y las expectativas de vida son muy escasas. Además, los supuestos
«operativos de paz» de las Fuerzas Especiales de Seguridad (FAES) y la
violencia de las bandas acechan a diario.
Para acceder a este rincón oculto donde habitan los grandes olvidados de la
revolución bolivariana es imprescindible recurrir a un líder social que permita
sortear a las cuadrillas de paramilitares y a los agentes de Policía.
Los vecinos del barrio acogen a los periodistas con cierto alivio, como una
posible tabla de salvación frente al abandono y el aislamiento a los que se ven
condenados, sin apenas ayuda en su desgracia. «Si no
denunciamos la realidad de lo que está pasando, nadie se entera de la verdad,
ni los venezolanos ni el mundo. Aquí tenemos de todo: exterminio, hambruna,
maltrato familiar. Es un infierno», resume Carolina Leal, una líder
social que en el pasado militó en el partido chavista, pero que ahora vive para
ayudar a la gente. Desde hace tres años reparte más de 250 almuerzos semanales.
Recorrer los Altos del
Milagro es desnudar lo más bajo de la crisis venezolana. En una sola
manzana, como desterrados en su propia patria, se ocultan, entre paredes hechas
a retazos y techos destartalados, niños desnutridos, discapacitados, infectados
de VIH y enfermos mentales.
Miguel Blanco, un joven de tez blanca de 28 años, yace con las piernas
encogidas sobre una cama en una de las infraviviendas del barrio. Su cuerpo
está famélico, carece de masa muscular y su piel se pega a los huesos. El
rostro revela una desnutrición severa y una hidrocefalia congénita. Su madre,
sin ayuda, le dedica incasablemente sus días. «Le doy lo poco que puedo, yuca y arroz, y le hago pañales de tela»,
afirma.
Otros niños montan en bicicleta o juegan en las calles, rodeados de
escombros y polvo. Gustavo Rincón, un pediatra que visita con frecuencia el
barrio, señala que los menores hacen un esfuerzo por olvidar el hambre, pero el
cuerpo los delata. «Tienen el pelo cobrizo y fino, y son cabezones. Esos son
síntomas claros de desnutrición. Estamos lamentablemente ante una generación de
tarados», denuncia.
En estos atestados suburbios, sus pobladores usan una mezcla de maíz, sal y
yuca para intentar hacer algo similar a la tradicional arepa venezolana. Es
cuanto se pueden permitir.
La escasez que azota
Venezuela es aún peor en Maracaibo por el contrabando con Colombia, que
deja millones de ganancias a aquellos que se aprovechan de la circunstancia.
Hablar de hambre aquí es diferente. Hay alimentos, pero lo complicado es tener
los recursos para pagarlos. «Con nuestro sueldo mínimo (cuatro euros), tan solo
compramos un cartón de huevos. Es imposible que no existan desnutridos en este
país», apunta una vecina, Daysi Delgado.
El otro gran muestrario de la
catástrofe humanitaria de Maracaibo es el Hospital Universitario. En su día fue un ambicioso proyecto incluido en el programa de obras
públicas de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, en los años 50, con
más de 600 camas. Además, fue el primer hospital venezolano en realizar un
trasplante de riñón. Hoy su realidad es otra.
El centro cuenta con una planta eléctrica, pero solo puede funcionar una o
dos horas, frente a las interrupciones, que pueden durar 24 horas. Ante ello,
los cirujanos han tenido que finalizar las intervenciones quirúrgicas con la
luz de sus teléfonos móviles.
Las salas de hospitalización apenas tienen pacientes, ya que no existe
material para realizar las operaciones, y las habitaciones han pasado hacer de
depósitos de equipos y camas en desuso.
Además, el centro de salud se encuentra en riesgo de una contaminación
generalizada, porque falla la recogida de residuos y la limpieza de las zonas
donde se almacenan. «Con el calor las bacterias proliferan, y hay que recordar
que en Maracaibo
las temperaturas pueden alcanzar 40 grados centígrados, lo que fácilmente
convierte los pabellones en hornos», denuncia la cirujana Dora Colmenares.
El hospital no cuenta con radiólogos ni enfermeras, debido a que la
situación del país ha forzado a más de 2.800 miembros del personal médico a
cruzar las fronteras. «En estos momentos nos encontramos en una emergencia
humanitaria compleja. Los
médicos tenemos conocimiento de que el 60% de la población está en condición de
desnutrición, pero qué pasa con los que no vemos porque prefieren morir en sus casas. En materia
de salud hemos retrocedido siete décadas, en estos momentos nos encontramos
prácticamente en el siglo XIX», asegura Colmenares. Y añade: «No entendemos por
qué razón la ayuda enviada al país no llegó primero al estado con una mayor
urgencia sanitaria». Los médicos también denuncian que, desde hace cinco años,
carecen de un boletín epidemiológico, por lo que disponen siquiera con un
control de las enfermedades del país.
-
Quería cerrar esta
entrada con un testimonio Juan Pueblo,
rebuscando y rebuscando encontré el testimonio
sobre “Holodomor” de Naum Pauk, Representación Central Ucrania en la
República Argentina, publicado en el portal web www,Facebook.com/ucrania,
escrito el 24 de septiembre de 2013.
Quiero aclarar que a mí solo se me podría considerar un
"sobreviviente>por extensión<" si cabe tal figura expresiva...,
ya que si mi Madre no hubiera tenido la "suerte"...de sobrevivir
(junto a mis Abuelos maternos...) obviamente...yo "no existiría"...No
tuvieron la misma "suerte" mis bisabuelos...(salvo la Abuela paterna
de mi Madre que por no tener ciudadanía soviética se le permitió conservar
algunas medios de sobrevivencia y así "zafó"...incluso de la
"deportación"...) el resto de la familia materna el 70 u 80 % se
fueron de este mundo de la manera más cruenta que uno pueda imaginar...Murieron
de Hambre...(una Bisabuela fue estrangulada para "robarle" un
pedacito de pan el cual vaya uno a saber que vecino piadoso (y Arriesgado !!..)
le había obsequiado a escondidas, sin saber que con este acto caritativo y
humanitario la "condenó" a morir para quitarle el mendrugo...). ¡Me
imagino la de “loas, vivas, alabanzas y Glorias (...) al “¡Padrecito “Stalin y
toda la élite soviética dirigente” que deben haber pronunciado mis antepasados
Moribundos, mientras se morían (y veían morir a parientes y vecinos...) por
Inanición!!... Lamento tener que expresarlo...pero yo no Perdono ni OLVIDO a
los Responsables del Holodomor - Genocidio planificado y ejecutado, por el
simple hecho de que NO FUERON (AÚN) NI JUZGADOS NI CONDENADOS
("post-mortem" aunque sea Moralmente...). Y, por que sus Herederos y
Derecho Habientes, tanto parentales como IDEOLÓGICOS (Aún...!) no solamente
VIVEN y Disfrutan de los Bienes Mal Habidos durante ya ... MAS de 90 años,
porque en estos últimos 22 años de Ucrania "Independiente" no
solamente no perdieron, si no que ...Acrecentaron sus bienes en forma
exponencial !!,"privatizando" los bienes del ex-Estado soviético para
sí y sus clanes familiares oligárquicos y mafiosos, y dándose el
"lujo" de negar sistemáticamente los "Crímenes de Lesa Humanidad
"de sus antecesores y "Burlándose " (... Incluso del
Holodomor!!) con frases como "lástima que no se murieron TODOS!!"...y
levantando aún HOY monumentos y bustos a los criminales más execrables de la
Historia! ! Por eso: "¡NI OLVIDO, NI PERDÓN!! "= ¡Un “Nüremberg-2”
para la Ideología, ¡el Partido, y sus sucesivas pandillas de gánsteres y
criminales del Kremlin!!...> ¿SERÁ JUSTICIA!!???")>n_p.<
-
¡Pero estas palabras son
apenas una fantasía…! No queda otra Juan Pueblo,
“cualquier parecido con la realidad venezolana es pura coincidencia”, podría
decirse, sino fuese porque tarde o temprano todo lo verdadero acaba siendo
real. Pronto, veremos los testimonios de muchos compatriotas que han sufrido el
Holodomor venezolano. ¿Habrá justicia?
¡Que baje el telón!
Reflexión Final
En Venezuela, mi país, nos vendieron una mezcla de democracia
representativa y protagónica y un socialismo. Una democracia entre comillas,
que se caracterizó por crear ilusiones de igualdad, pero que en la práctica la
influencia e imposición del sistema socialista, lo que hizo fue fomentar y
consolidad las desigualdades sociales a todos los niveles. Hambre y miseria es
lo que tenemos hoy, el pueblo sufre, pero hay un grupo de personeros que han
robado a costilla del pueblo, podrá haber amnistía. Perdón para estos
desarmados, yo creo que no. ¡Tiene que haber justicia!
Pensamiento
“Me pregunto en qué clase de sociedad vivimos, qué democracia tenemos donde
los corruptos viven en la impunidad, y al hambre de los pueblos se la considera
subversiva" (Antes del fin, 1999).
(Ernesto Sabato escritor argentino 1911 – 2011)
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