Aquellos Años (1966-1972)…mi llegada a la República Argentina y mi encuentro con otra realidad.
No pude viajar a finales de 1965, porque el papeleo, pasajes, pasaporte y
visado me detuvieron hasta el siguiente año. Pero no solamente eso me detenía,
las fiestas decembrinas navidad y año nuevo, estar con la familia y degustar
las multisapidas hallacas no tiene precio. No sabía cuándo podría regresar. El
día miércoles 5 de enero de 1966, me trasladé con mi padre a Maracaibo, iba a
despedirme de mi tío Sergio, tío muy querido para mí. Celebramos con él y su
familia, noche buena de Reyes y el día propiamente de los Reyes Mago, el jueves
6 de enero. Para ese momento, el puente sobre el Lago de Maracaibo no daba
paso; el 6 de abril de 1964, el supertanquero “Esso” de la compañía Creole
choca contra el puente “General Rafael Urdaneta”, conocido como el puente sobre
el Lago de Maracaibo. Mientras se realizaban las labores de reconstrucción se
volvió a emplear el sistema de ferrys entre Maracaibo y Palmarejo, que para la
época estaba en desuso. Había que pasar los vehículos en ferry ida y vuelta; yo
tenía un Volkswagen (escarabajo) ensamblado en Alemania, con el viaje por
muchas partes de Venezuela antes de salir del país.
El día martes 11 de enero de 1966, subí a un avión en el aeropuerto de
Coro, a las 5:00 de la tarde, que me conduciría a Maiquetía (aeropuerto internacional)
y a las 6:00 PM había llegado; esperar hasta las 11:00 PM el vuelo que nos
conduciría a la República Argentina. Estando en la terminal internacional
conocí a unos jóvenes que venían de Santo Domingo rumbo a Buenos Aires, iban a
estudiar en la Universidad de Buenos Aires. El vuelo hacía una escala en la
República del Paraguay, aeropuerto “General Stroessner”, pudimos bajar y
caminar hasta la avenida frente al aeropuerto, cercano había un mercado, al
cual nos acercamos y vimos todo aquello. De repente, tiempo, hora de abordar el
avión nuevamente, tenemos que seguir. Llegada al aeropuerto internacional de
Ezeiza, el día miércoles 12 de enero de 1966; mis compañeros de viaje
procedentes de Dominicana eran jóvenes amables, cordiales y de inmediato
comenzó una linda amistad que nos llevó a compartir el conocer el “Gran Buenos
Aires”. Llegamos en la época de verano propicia a los calores con temperaturas
hasta 45º grados, días largos eran las 11 PM y el sol todavía ahí, para mí
aquello era impresionante, había que usar ropas ligeras por las altas
temperaturas. Aquí comencé a aprender, que tenía que tener ropa para verano,
ropa de media estación y ropa de invierno.
El de la foto a la izquierda soy yo, en el centro Nelson Pimentel Q. y a la
derecha César A. Savinón hijo o sobrino de un diplomático de ese país para el
momento.
Llegamos al Aeropuerto Internacional de Ezeiza como a las 8:00 AM,
viajábamos en la línea aérea “Pam Americam”, y de allí en bus (ómnibus), el
autobús tenía un recorrido de 45 minutos que nos llevaría al centro de Buenos
Aires. Me quede unos días con mis amigos de quisqueya, se portaron muy bien;
ellos fueron recibidos por otros estudiantes dominicanos que ya estaban
residenciados en Buenos Aires.
Les puedo asegurar que nunca había caminado tanto, en ver la belleza de una
ciudad extraña para mí, me motivo acompañar mis amigos recién llegados a
conocer aquella urbe inmensa. El hotel donde ellos se hospedaban, era un hotel
que aceptaba residentes con pagos mensuales; este hotel estaba cerca del
centro, recuerdo que salimos e inmediatamente estábamos en la “Plaza de Mayo”,
recorrimos la Av. de Mayo no muy larga, luego pasamos a Rivadavia, de allí a la
calle Corrientes, una calle tan ancha dicen que la más ancha del mundo, yo
creo, de verdad quede impresionado. Luego pasamos por Belgrano, de allí
anduvimos caminar, caminar, y caminar, aterrizamos en Paseo Colón, todo esto en
la noche con el sol afuera, hasta que se oculto, serían aproximadamente como
las 11 Y 30 PM; de esto guardo gratos recuerdos, recuerdos imborrables, siempre
estarán en mi mente.
Y llego el día, que trasladarme a la ciudad de San Miguel de Tucumán, no
sabía cuando eran las inscripciones en la Universidad y eso me tenía
preocupado, para ese momento no sabía que en verano hay vacaciones; fui al
aeroparque, tomé un avión y llegaba a una ciudad, que sería para mí, un refugio,
mi paz y mi felicidad. Me esperaba un amigo, Febres Morales Ibáñez,
inseparables, hasta que se graduó y se marcho a Venezuela.
Espero haber compartido con ustedes, este apasionante viaje por la aventura
de recordar. Para despedirme, un poema que salió de la inspiración de recordar,
lo recite en la primaria, el autor no lo recuerdo; para mis hijos, los de allá
y los de acá, con admiración y respeto. “Como enjambre
de abejas alborotadas, de un profundo rincón de la memoria, salen gratos
recuerdos de lo vivido, de pasados momentos inolvidables. No los quiero
ahuyentar, ¡quiero escribir! me brotan, me hacen vivir y uno tras otro con claridad percibo, ¡Oh! recuerdos de ayer, no te olvido”.
Blog hoja 039
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