Aquellos Años (1977-1980)…mi trabajo en el Banco Latino en Guanarito (II)
Dejamos atrás Guanare, continuamos viajando a través del tiempo, hacia
Guanarito. La cartera de créditos agrícolas del Banco, no solamente era
“Pignoración de Ganado”, sino también “Pignoración
de Maquinaria”, es decir prenda
sobre maquinarias e implementos agrícolas. En la entrada Nº 24, ya hablamos
sobre la “prenda sobre la cosecha”. En Guanarito, como ya lo mencionamos
anteriormente, no solamente era la ganadería la fuente productiva, también lo
era el sorgo granifero y el arroz. La pignoración es el acto de dar o
dejar en prenda. O dicho de un modo más técnico es una garantía real
mobiliaria. Hablemos un poco sobre la “prenda
sobre maquinaria e implementos
agrícolas”, las maquinarias e implementos agrícolas que a juicio del
técnico/inspector debían de tomarse en prenda para garantizar la operación,
eran cuidadosamente revidas y puestas en funcionamiento. Se solicitaban las
facturas canceladas de la maquinaria ofrecida en garantía, si había dudas al
respecto, se visitaba el concesionario que había vendido la maquinaria para
establecer autenticidad. Se tomaban todos los datos, la clase de maquinaria, el
número de serial, alguna característica, por ejemplo “la potencia de un
tractor”, la marca se indicaba la de la fábrica. Teníamos que estar claro que
el Banco no podía aceptar en garantía maquinaria con gravamen de prenda agraria
o reserva de dominio. El estado en que se encontraba la maquinaria, se indicaba
su condición, sea bueno, regular o malo. El valor de la maquina se determina de
acuerdo con sus años de servicio. En términos generales se consideraba que una
máquina sufre una depreciación del 10%
anual. Con este factor, multiplicado
por el precio de costo de la máquina y por los años de servicios y restando a
su valor original se puede establecer el valor actual para ese momento de la
misma. A manera de ejemplo, vamos a suponer que el tractor costó, según factura
a la vista, Bs. 40.000,oo; que la máquina ha tenido un uso normal, durante año
y medio y se encuentra en buen estado de conservación. Con estos datos,
aplicando lo dicho anteriormente, tendremos:
0.10 (10%) X
Bs. 40.000,oo = Bs. 4.000,oo
Bs. 4.000,oo X 1,5 = Bs.
6.000,oo
Bs. 40.000,oo - Bs. 6.000,oo = Bs. 34.000,oo
Los números anteriores nos indican que el
tractor adquirido en Bs. 40.000,oo después de 1-11/2 año de servicio tienen
ahora un valor de Bs. 34.000,oo. De acuerdo con la Ley para aquel momento, la
responsabilidad de la garantía prendaria sobre la maquinaria no puede exceder
del 66,66% de su valor. En consecuencia, multiplicando este margen de
responsabilidad por el valor de la maquinaria, obtendremos su responsabilidad
crediticia. Tomando como base el mismo ejemplo anterior tendríamos:
Valor del equipo Bs. 34.000,oo X
66,66% = 22.664,00
La
responsabilidad crediticia del tractor sería de Bs. 22.664,00.
Viajando, recorriendo caminos, haciendo
memoria, en Guanarito conocí a José Gregorio Hernández, productor agropecuario,
sembrador de sorgo granero y criador de ganado para carne. Amigo de los amigos,
de eso doy fe; oriundo de Maracaibo, era vendedor y periódicamente venía a Portuguesa
con unos amigos a cazar. Y se enamoró del llano. En Guanarito compro unas
tierras y fundo su explotación. José Gregorio tenía un hijo que siempre lo
acompañaba, también llamado José Gregorio pero lo llamaban “Cheo”. Este ilustre
amigo, colaboro en todas las diligencias que yo hacía en Guanarito, era líder y
miembro directivo de una organización que se llamaba la “Confederación Rural de
Venezuela” (CONFERURAL), por lo tanto eso facilito mi trabajo no solamente en
la zona, sino también en Sabaneta de Barinas, allí estaba otro directivo de la
confederación y amigo de José Gregorio, esta vez mi memoria fallo, no recuerdo
su nombre. La familia venía
periódicamente de Maracaibo, mensualmente viajaba él o sino “Cheo”. Tenían una
casa rural en el pueblo, de las que hacía Mariología; cada vez que llegaba a
realizar algún trabajo, y tenía que pernotar, allí tenía techo y comida. Tuve
la oportunidad en las noches llaneras, de compartir con “Cheo” las inquietudes
de juventud; él tenía una novia allí en el pueblo, nacida en las Islas
Canarias, sus padres eran agricultores. Años
de anécdotas y recuerdos, me
toco pignorar ganado en el hato de José Gregorio, hacer el rodeo para recoger
el ganado no era fácil, pero con esfuerzo se lograba introducir al corral. Una
tarde tratando de que los animales entraran a la manga, pero que va, esos
animales estaban muy nerviosos, y se hizo imposible la tarea. José Gregorio
(Padre), al otro día tenía que ir a Guanare hacer unas diligencias, esa noche
le dije a “Cheo” que compráramos dos botellas de ron, para el trabajo al otro
día. Llego la mañana del día siguiente, y comenzamos a trabajar con el ganado
tratando de que entrará a la manga; de repente un toro desgaritado, dio un
salto descomunal, lo que veía era miedo a pechar los animales por parte de los
hombres a caballo; el trabajo se retrasaba, fue allí donde le pase la primera
botella de ron para que entonaran. Al cabo de un rato, los caballos pechaban
con brío y los animales entraban obedeciendo. El ganado llanero en ciertas
fincas, debido al sistema de cría extensiva, con potreros demasiado grandes,
hace que tengamos un ganado medio manso, se conocía en la región como
“Cachilapo” (cimarrones), animales poco acostumbrados al manejo. No siempre
sale el llanero bien parado cuando se hace este trabajo en el corral. Ese día
pudimos herrar todos los animales en garantía. Cuando llegó José Gregorio
(Padre) no podía creer lo que le contábamos. Volví en los años 80 a visitar a
mis amigos, no los pude ver; lo único que supe que la familia de la novia de
“Cheo” se habían ido a los andes, y trabajaban en posadas turísticas. A ellos
nunca más los volví a ver. Otra persona de data recordación es el ganadero
Francisco Arias de Guanare, tenía un hijo que estudió veterinaria en Brasil y
trabajaba como profesor en la UNELLEZ en la cátedra de Anatomía. A ellos
tampoco los he vuelto a ver. Quiero agradecer a toda la gente que he encontrado
a lo largo de mi camino, los recordare siempre.
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