Huellas del pasado…que marcaron mi vida para siempre

Hay un libro que conservo en mí biblioteca desde que era estudiante de la Facultad de Agronomía de la UCV en Maracay (1963-1965), su titulo “La Doctrina Social de la Iglesia” de C.Van Gestel, quinta edición ampliada, 1964, Editorial Herder, Barcelona. El Catolicismo Social en el Siglo XIX la “Rerum Novarum” (15 de mayo de 1891) y las enseñanzas de Juan XXIII en la encíclica “Pacem in Terris” (11 de abril de 1963), influyeron para que desde nuestra posición asumiéramos la acción social caritativa, nuestra universidad en aquellos momentos vivía una agitada turbulencia, manifestaciones a cada rato y los slogan “yanquis go home”, la guerrilla estaba en su máxima efervescencia, vivíamos momentos de zozobra. Recuerdo como vice-presidente y después como presidente del Movimiento Universitario Católico (MUC), las luchas que emprendíamos en pro de los estudiantes pobres, guías de estudio, biblioteca, salas de juego (ping pong) y llegamos a tener dos residencias estudiantiles gratuitas para los que dormían en los asientos de los bancos de la Facultad, y se aseaban en los baños del comedor universitario. Viene a mí memoria la imagen de Monseñor Feliciano Gonzáles, obispo de la diócesis de Maracay, nunca lo vi aburguesado, siempre andaba con su sotana llena de barro, metido en esos barrios con su gente pobre luchando, era nuestra inspiración. Recuerdo el trabajo intenso que tuvimos que realizar, tuve que hacer los “Cursillos de Cristiandad” para lograr incorporar a un grupo de personas pudientes para que me apoyaran económicamente con las residencias. Hay que tiempos aquellos, liderazgo universitario y sacrificio, teníamos que dormir en la sede del MUC haciendo guardia, muchas veces en el techo, por que los comunistas habían prometido que la iban a quemar. No paso nada, porque sabían que estábamos decididos a todo. De aquellos momentos recuerdo a mis compañeros de la MUC, José Hurtado, Tomás Gunz, Luís Gabriel Novoa, Manuel Cols, Francisco Freites, al padre Julián Giannoni y al padre Juan Cardón (+). Viene a mí mente, la Convención de la Acción Católica Femenina, que se realizo en un colegio católico, también allí tuvimos que montar guardia por las amenazas de asalto, ya se deben imaginar de parte de quien. Las guardias eran de dos horas, los demás dormían, de diez de la noche hasta las seis de la mañana. En aquellos momentos, la cosa se puso fea y prometieron matarme, mis contactos que eran profesores de la Facultad y miembros del MUC me alertaron, uno de ellos me facilito un revolver colt 38 smith wilson y una caja de balas, la cosa esta que arde, y quieren aquietarnos. En aquel momento segundo semestre año 1964 y todo el año 1965 comenzó una huelga universitaria indefinida muy larga, los alumnos por los gastos que ocasionaba estar fuera de la casa y no hacer nada, comenzaron a emigrar, quedamos pocos en la lucha. Pero llego el momento de la decisión, tuve que irme del país, opciones USA, Brasil y Argentina. A Estados Unidos no me fui por el problema de la segregación racial, los afroamaricanos no eran segregados únicamente en el transporte, se les negaba el derecho a viviendas iguales a los demás y en muchos hoteles y restaurantes se les prohibía entrar o sentarse. “Tengo un sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel, sino por la firmeza de su carácter” Martín Luther King, Jr. Agosto de 1963. En verdad, les puedo decir tuve miedo, soy hijo de un catire (rubio) ojos verdes y de una negra descendiente de los zambos de la sierra falconiana, en el color salí a mi madre. A Brasil tampoco, porque era un país muy caro para un estudiante en eso momentos. Y por último el país que me abrió los brazos fue Argentina, país que yo llamo mí segunda patria. Llegué a la Argentina el 12 de enero de 1966, aeropuerto de Ezeiza, había conocido en el aeropuerto de Maiquetía a unos estudiantes dominicanos que iban a estudiar a Buenos Aires, con ellos me quede como tres o cuatro días, el Gran Buenos Aires, caminar y caminar y nunca se termina, que impresionante ciudad. Tome mi rumbo, San Miguel de Tucumán la ciudad que me acogería por todo el tiempo de mí estancia en el país del sur. Cuando llegue, había un presidente elegido democráticamente Arturo Illía y el 28 de junio de 1966 fue depuesto por un golpe de Estado, asumía al poder el general Juan Carlos Onganía. Un gobierno que se caracterizo por la censura, no se podía hablar. El 28 de julio de 1966, asaltaron varias Facultades de la Universidad de Buenos Aires, detuvieron a docentes y estudiantes. Consecuencia despido y renuncia de más de 700 docentes que abandonaron el país para continuar sus brillantes carreras en el exterior. A la universidad donde fui, no se hablaba de política, no había grupos ni centros de estudiantes, sino todo el mundo a estudiar, callado. Pero un día me invitaron a un asado, era un día domingo el otoño en pleno apogeo, para los del trópico el frío nos pone mal hasta que nos acostumbramos; bueno allí, uno de ellos me pregunto sí yo en Venezuela había pertenecido a algún grupo estudiantil, conteste de inmediato, sí, al Movimiento Universitario Católico. Creo que inmediatamente hubo empatía, vi la forma como se expresaban, me hablaron que ellos formaban parte de los “Grupos Alfa” de la Acción Católica, y bueno me dieron todo tipo de explicación al respecto. Solicite ser aceptado, me dijeron que no había problemas, solo que ellos se reunían en la clandestinidad, si los agarraban ellos iban presos y yo deportado. Bueno les dije, que se va hacer, adelante. Saben donde estábamos nosotros, en San Miguel de Tucumán, la cuna de los movimientos guerrilleros en la Argentina. Paso un tiempo, yo veía que no me tomaban muy en cuenta, no iba a todas las reuniones, hasta que un día uno de ellos me dijo, che Venezuela, sabes de donde vengo de Caracas, saludos te mandaron los miembros del MUC, me habían investigado, todo lo que yo había dicho era cierto, y a partir de allí comenzó mí lucha en la clandestinidad, hasta que me case con una maravillosa mujer, si me agarran ya no me deportan, pasaré preso mí temporada. Era un grupo muy creativo y su trabajo de inteligencia era bueno. Llegue a ser Secretario de Organización del Grupo, para ser extranjero un orgullo. Tengo una anécdota interesante, siendo asesor de un organismo de Estado venezolano que tiene que ver con el “Desarrollo Rural”, estábamos dictando un curso para los extensionistas (1996), el primer día que amanecimos allí en San Antonio de los Altos (Estado Miranda) fui a desayunar, y me encontré en la mesa con una persona que también era facilitador del curso, y comenzamos a hablar. Como me gusta conversar, comencé a contarle mis vivencias en el “Grupo Alfa” de la Acción Católica y el trabajo social que habíamos hecho en Tafí Viejo, comunidad rural cercana a Tucumán, construyendo casas, una urbanización completa, éramos estudiantes y los miembros de la comunidad, trabajábamos juntos, después que terminé de contar todo, me dice, si no fuera porque soy de Tucumán y en ese mismo momento y en ese mismo lugar y a esa misma hora yo estaba allí, diría que son mentiras, su nombre era Roque y era tucumano.  A partir de allí nació una gran amistad, con un argentino que tuvo que huir de su patria porque lo iban a matar, que coincidencia no. Bueno me toco regresar a Venezuela en septiembre de 1972, para ese entonces seguían los militares mandando, Alejandro Lanusse el 23 de marzo de 1971, sustituía al también militar Roberto Levingston (1970-1971), Lanusse gobernó hasta el 25 de mayo de 1975 que se restablece la democracia en Argentina. Volver a mí patria, a mí tierra amada, pero eso si, yo había hecho un juramento, que volvería a mi país graduado, caso contrario me quedaría para siempre en la tierra del Martín Fierro y de la cantautora Mercedes Sosa. Una vez en Venezuela, cuando comienzo a visitar a mis viejos amigos, pregunte por los comunistas de entonces, los cabezas calientes, los furibundos que me querían matar, no, esos ahora son dirigentes de AD y COPEY,  y trabajan en el Ministerio de Agricultura y Cría, se olvidaron de la revolución Fidelista y del Che Guevara. Fueron momentos difíciles en la vida del país y en nuestra Máxima Casa de Estudios, que exigía dar prioridad al diálogo y a la concertación con el fin de propiciar un ambiente de paz y solidaridad, donde reinará el respeto al pluralismo de ideas.
Hoy la universidad venezolana está en peligro, el totalitarismo o la imposición sistemática y forzosa de una determinada doctrina de carácter ideológico sobre todos los órdenes de la vida de un pueblo a quien no se permite expresarse libremente. Basta con escuchar al Presidente y su tercer motor constituyente Moral y Luces, cosas como estas expresadas por él “no se puede seguir permitiendo que el capitalismo mande en las universidades”, pero como corregir esto, si el capitalismo manda en el gobierno. Tenemos un Presidente que es un jeque árabe. Y más adelante dijo, “hay mucha gente que habla de socialismo pero se comporta como el más aberrado de los capitalistas, de los inmorales”, eso señor presidente es usted y su combo, que viven como millonarios mientras el pueblo sufre hambre, desempleo, falta de viviendas. Usted como que no se mira en el espejo. Usted debería usar ropa más humilde, dar el ejemplo, no trajes costosos, comida y joyas que no van acorde con un pensamiento revolucionario. En su gobierno, partiendo de su vice-presidente hacia abajo, usted debiera instar a “deslastrarse” del consumismo y el capitalismo para crear un “hombre nuevo” como parte de su modelo socialista que promueve, claro señor presidente, “el consumismo lleva por dentro una célula puede llamarla cancerigena, se llama corrupción”. Vehículos lujosos como la BMW, Hummer y ahora los Rolls Royce que cuestan millones de bolívares. Los contratos y las conseciones con su 10% dan para eso y mucho más. Por eso, para hablar de socialismo hay que comenzar por casa, uno puede insultar a medio mundo para tapar los excesos, pero la gente ya se esta dando cuenta. Mientras muchos niños padecen de hambre en las calles, usted señor presidente esta gordo y rozagante. ¡Por Dios, por Bolívar, por nuestros hijos y nietos que esto debe cambiar, y lo cambiaremos! Promesa incumplida.
Yo supe del dolor desde mi infancia, mi juventud… ¿fue juventud la mía? (Rubén Darío). Esto fue escrito el 21 de marzo de 2007.
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