Aquellos Años (2015–2019) … Soy migrante en tierras ecuatorianas
Una mirada retrospectiva
a la crisis de la pobreza en el país de
Juan Pueblo
La Paradoja del
Socialismo del Siglo XXI
(Reseña 3da. Parte)
¡Les contaré una historia (5)!
Una indignación inconmensurable y una tristeza inmensa ocasiona esta
situación en mi dice Juan Pueblo, la extrema
pobreza provocada por el “Socialismo del Siglo XXI”.
Pero para conocer mejor de lo que estamos hablando, Juan Pueblo propone que conceptualicemos esto de “pobreza extrema”, que dicen los
organismos internacionales como el Banco Mundial, la CEPAL y la UNESCO. En
Venezuela, la magnitud de la pobreza es considerable al ubicarse en poco más de
la mitad de los hogares (53,1%) que tienen las necesidades básicas
insatisfechas. Pobreza extrema o penuria es el estado más bajo de pobreza,
cuando las personas no pueden satisfacer varias de sus necesidades básicas para
vivir, como la disponibilidad de alimento, agua potable, techo o sanidad.
Según el Banco Mundial la pobreza es hambre; es la
carencia de protección; es estar enfermo y no tener con qué ir al médico; es no
poder asistir a la escuela, no saber leer, no poder hablar correctamente; no
tener un trabajo; es tener miedo al futuro, es vivir al día; la pobreza es
perder un hijo debido a enfermedades provocadas por el uso de agua contaminada;
es impotencia, es carecer de representación y libertad (WORLD BANK, 2000). En
otro documento la entidad define la pobreza como "un fenómeno multidimensional,
que incluye incapacidad para satisfacer las necesidades básicas, falta de
control sobre los recursos, falta de educación y desarrollo de destrezas,
deficiente salud, desnutrición, falta de vivienda, acceso limitado al agua y a
los servicios sanitarios, vulnerabilidad a los cambios bruscos, violencia y
crimen, falta de libertad política y de expresión" (THE WORLD BANK
GROUP,1999).
La CEPAL considera apropiado
utilizar para el Monitoreo de los ODM (Objetivos de Desarrollo del Milenio) en
la región una medida de la pobreza extrema y la pobreza total basada en el
costo de adquirir canastas básicas específicas a cada país, en lugar de la
línea de "1 dólar por día".
La "pobreza
extrema" o "indigencia" se entiende como la situación en
que no se dispone de los recursos que permitan satisfacer al menos las
necesidades básicas de alimentación. En otras palabras, se considera como
"pobres extremos" a las personas que residen en hogares cuyos
ingresos no alcanzan para adquirir una canasta básica de alimentos, así lo
destinaran en su totalidad a dicho fin. A su vez, se entiende como
"pobreza total" la situación en que los ingresos son inferiores al
valor de una canasta básica de bienes y servicios, tanto alimentarios como no
alimentarios.
La primera meta del Milenio está formulada en términos de una línea de
pobreza extrema que equivale a "1 dólar diario". Dicho umbral
representa un estándar internacional mínimo de pobreza, desarrollado por el
Banco Mundial a los efectos de disponer de una medida de pobreza absoluta
comparable entre las distintas regiones y países en desarrollo. El valor
utilizado corresponde al promedio de las líneas nacionales de pobreza adoptadas
por los países con los menores niveles de ingreso per cápita en el mundo.
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO) tres
perspectivas deben considerarse al evaluar si un individuo está en situación de
pobreza: (1) si su ingreso está por
debajo de una línea de pobreza, (2)
si posee los servicios básicos necesarios, y (3) si tiene las suficientes capacidades básicas para funcionar en
sociedad (UNESCO, 2015).
La pobreza puede definirse en términos absolutos o relativos.
Pobreza absoluta. Se define con respecto a una cantidad de dinero necesario para satisfacer
necesidades básicas (comida, vestido, etc.) sin incorporar conceptos de calidad
de vida (UNESCO, 2015).
Pobreza relativa. Se define con respecto a un estándar de vida dado en una sociedad, es
decir, se determina al comparar un individuo con el estatus económico de otros
miembros de la sociedad (UNESCO, 2015).
El drama que viven los venezolanos por la crisis económica es grave. Esto
es una novela de terror afirmas Juan Pueblo. Los
venezolanos ven como se pulveriza el dinero. Los aumentos sucesivos de salario
mínimo no hacen mella en medio de la hiperinflación. “Antes veíamos el fondo
del abismo, ahora vemos mucho más negro”.
¡Que
suba el telón!
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¡Brutal! Estas son
palabras o expresiones comúnmente utilizadas por Juan
Pueblo en determinadas situaciones, y esta es una de ellas. Aquí nos
lanza una pregunta contundente: ¿Qué más
de la mitad de los venezolanos
cayeron en pobreza? ¡Hasta cuando Abigaíl!
Trataremos de responder, basándonos en un artículo publicado el 21 de
febrero de 2018, en el portal web www.eluniverso.com/noticias, titulado “Más de la mitad de los venezolanos cayeron en la pobreza y
bajaron más de 24 libras de peso en 2017”.
Más de la mitad de los venezolanos pasó a vivir en pobreza extrema y ha
perdido unos 11 kilos de peso en 2017, según los datos de la Encuesta sobre
Condiciones de Vida (Encovi) que realizan anualmente las principales
universidades del país.
El estudio reflejó un deterioro dramático en la calidad de vida de los
venezolanos al evaluar el aumento de la pobreza y su incidencia en el empleo,
la educación, la criminalidad, la nutrición y la salud en general.
La pobreza en Venezuela escaló a 87% en 2017 empujada por una
hiperinflación que destruyó los ingresos, según un estudio de las principales
universidades venezolanas.
La pobreza se ubicó en 25,8% y la pobreza extrema en 61,2%, frente a 30,3%
y 51,5% de un año atrás, respectivamente.
"La mayoría de los venezolanos quedan por debajo de una línea de
pobreza porque los salarios no pueden alcanzar la velocidad de la
inflación", expuso la socióloga María Ponce al presentar el informe.
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¡A la molleja!
Exclamación típica de Juan Pueblo, para hacernos
la siguiente pregunta: ¿Se ha disparado
la pobreza extrema en Venezuela?
Vamos a tratar de contestar esta pregunta formulada por el paisano Juan Pueblo. Con una
información suministrada por la Agencia Notimex en su portal web www.notnoticias.com, el 24 de febrero de 2018.
El impacto de la deriva de la revolución en la gente parece no tener
límites: el 64.3 por ciento (casi la misma cifra de familias en estado de
pobreza extrema) ha perdido en 2017 un promedio de 11.4 kilos, algo
exorbitante, que es indisimulable en cualquier calle.
En 2016, la pérdida de peso había llegado hasta los ocho kilos. La clase
media ha desaparecido de Venezuela, y la popular intenta sobrevivir a duras
penas cada día.
El 70.1 por ciento de los hogares dijeron que no tienen dinero para comprar
comidas saludables; el 70.8 por ciento añadieron que los alimentos son
insuficientes y el 63.2 por ciento de los adultos reconocieron que se saltan
una de las tres comidas del día, un sacrificio dirigido a alimentar algo mejor
a sus hijos. Más del 60 por ciento de la gente se acuesta con hambre.
El sondeo, realizado entre julio y septiembre pasado en seis mil 188
hogares, reveló que 56.2 por ciento cayó recientemente en pobreza, en tanto
30.4 por ciento se halla en "pobreza crónica", lo que "implica
la pulverización de la clase media en términos económicos", dijo la
socióloga María Ponce.
"Tras cuatro años ininterrumpidos de crisis, el deterioro ha sido
monumental", subrayó la socióloga al indicar que entre 2014 y 2017 la
pobreza por ingresos trepó de 48.4 por ciento a 87 por ciento.
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¡Pelando bola! Así se
encuentran los venezolanos actualmente, el gobierno miente y quiere acomodar
las cosas a su manera. Por eso Juan Pueblo se
hizo eco de una pregunta aparecida en el diario TalCual digital ¿Se redujo o no la pobreza extrema en
Venezuela? Publicada el 16 de marzo de 2018, por el periodista Juan
Alexánder Notz.
En su Memoria y Cuenta el vicepresidente Tareck El Aissami aseveró que la
pobreza extrema en Venezuela se redujo desde 1999, estas cifras contrastan fuertemente
con las presentadas por Encovi que superan el 61%.
El vicepresidente Ejecutivo, Tareck El Aissami declaró este viernes que la
pobreza extrema en Venezuela se redujo de 9,9% en 1999 a 4,4% en 2017, mientras
hacía entrega de su memoria y cuenta ante la Asamblea Nacional Constituyente.
Estas cifras parecen ser una buena noticia, pero la realidad es otra según
demuestra La Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela (Encovi),
presentada en febrero de este año, que indican que la pobreza extrema en el
país aumentó paulatinamente a lo largo de los años, pasando de 23,6% en 2014,
hasta llegar a 61,2% en 2017.
Pero esa no es la única cifra que contradice la noticia dada por el
Vicepresidente, según Encovi existen varios tipos de pobreza, entre ellas destaca
la pobreza por ingreso, que afecta a aquellos venezolanos con ingresos
insuficientes para cubrir sus necesidades alimentarias y no alimentarias.
Otro de los factores que resalta la Encuesta, es la cifra de los “no
pobres” quienes pasaron de 51,6% en 2014 a 13% en 2017, todos estos niveles de
pobreza, no pobres y pobreza extrema se combinan para representar lo que
denominan “pobreza total”, esta cifra aumentó de 48,4% en 2014 a 87% en el
2017.
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¡Chalequear! Eso es lo
que hace el gobierno con los venezolanos respondió arrecho Juan Pueblo. Según Encovi en un contexto
hiperinflacionario como el actual, todos los hogares venezolanos están por
debajo de una línea de pobreza inalcanzable.
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¡Pelando bola! Así
estamos dice Juan Pueblo, y nadie hace nada.
Puras promesas. Hasta cuando Dios vamos aguantar. El vecindario está viviendo
las duras. Los indicadores sociales más esenciales se estancaron y, en los
peores casos, retrocedieron. ¡Hasta cuando Abigaíl!
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Juan Pueblo me comenta, hay una información aparecida en su portal web www.el-nacional.com de fecha 17 de noviembre de 2018 publicado por la “ONU: 3,7 millones de venezolanos sufren desnutrición”.
La Organización de las Naciones Unidas informó que el número de personas
desnutridas en Venezuela aumentó de 600.000 entre el año 2014 y 2017 hasta 3,7
millones, que se encuentran incluidos entre los 39,3 millones que padecían el
problema el año pasado en Latinoamérica y el Caribe.
La pobreza extrema está creciendo de una forma alarmante, se consideran en
esta categoría aquellas familias cuyos ingresos totales al mes, solo les
permite adquirir por debajo de un tercio de los alimentos esenciales necesarios
para alimentarse adecuadamente.
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¡La gran vaina! Su
coloquial forma de expresarse, Juan Pueblo nos
comenta de otro artículo publicado por Vicente Brito, presidente de la Red por
la defensa al Trabajo, la Prosperidad y la Constitución, el 8 de diciembre de
2018 en el portal web www.lapatilla.com, titulado “La pobreza
extrema en el país se ha duplicado en 16 meses”.
El número de familias estimadas en pobreza extrema ronda los 2 millones,
son un total aproximado de 10 millones de venezolanos, muy pocos de ellos
reciben algún tipo de soporte proveniente del exterior, Los últimos análisis
publicados establecen que un tercio de las familias venezolanas viven en
pobreza extrema, pasando de un 17% en agosto del 2017 a casi un 34% en diciembre
del 2018.
Las razones principales es la hiperinflación en la cual nos encontramos,
donde a pesar de los bonos y aportes otorgados a través del creciente gasto
social y otros ingresos recibidos por las familias, por trabajos o actividades
realizadas se observa como han venido perdiendo capacidad de compra al comparar
el número de los alimentos que se podrían adquirir con sus niveles de ingresos
en enero del 2018 y los que se pudieran obtener en el mes de diciembre de este
año. Estimándose una caída en el consumo de un 40% en lo que va de año. Los
números así lo demuestran.
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¡Desgarrador! Por no
decir menos, Juan Pueblo nos habla de otro
artículo que leyó, publicado en el portal web www.el-nacional.com, escrito por
los periodistas Marielba Núñez y Khevin Fagúndez, de fecha 9 de diciembre de
2018, titulado “Radiografía de una
pobreza que se profundiza”.
Los resultados preliminares de la Encuesta Condiciones de Vida de 2018
demuestran hasta qué punto en los últimos meses ha continuado el declive de la
situación económica y social de los venezolanos: en 94% de los hogares
consideran que los ingresos que reciben son insuficientes para sobrevivir y en
48% están inmersos en privaciones.
En febrero, un documento elaborado por un grupo de relatores de la Oficina
del Alto Comisionado de las Naciones Unidas alertaba sobre el alarmante estado
de las condiciones de vida en el país: “Millones de personas están padeciendo
la falta de alimentos, de medicamentos esenciales, la carestía de bienes de
primera necesidad, incluyendo de higiene personal, cortes de electricidad y
condiciones de vivienda inadecuadas. Las condiciones siguen empeorando día a
día, poniendo muchas vidas en riesgo”, alertaban los expertos.
Como demuestran los hallazgos reportados por la Encuesta Nacional de
Condiciones de Vida 2018, llevada adelante por investigadores de varias
instituciones, entre ellas las universidades Católica Andrés Bello, Central de
Venezuela y Simón Bolívar, el escenario que alarmó a los expertos ha sido una
constante que no ha cejado durante los últimos 12 meses. La Encovi arrojó como
conclusión que se han profundizado algunos de los problemas más graves, que ya
se han hecho crónicos para los venezolanos y que hacen difícil la cotidianidad
para la mayoría. De acuerdo con las cifras, recogidas a partir de la consulta
entre 5.959 personas, entre julio y septiembre de este año, 94% de la población
considera que los ingresos que recibe son insuficientes para vivir, en
contraste con 87% que confesaba lo mismo en 2017, una señal de que la espiral
hiperinflacionaria que ha caracterizado la economía venezolana –el Fondo
Monetario Internacional calcula que la inflación cerrará en 1.370.000% al
finalizar el año– ha seguido consumiendo la capacidad de los hogares para
responder ante la crisis.
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¡La euforia se convirtió
en decepción! ¡De la indignación se pasó a la rabia! ¡Después, llegaron los
altercados! Esto parece un cuento dice Juan Pueblo,
pero no, es una realidad que sucedió como nos comenta Francesco Manetto del
diario El País de Colombia en su portal web https://elpais.com, en un artículo que
lleva por nombre “La brecha social
desangra Venezuela”.
Los vecinos del sector Valle Alto en Petare, el barrio popular más extenso
de Caracas, se despertaron hace dos sábados alrededor de las tres de la
madrugada. Un alboroto invadió repentinamente sus calles empinadas. Acababan de
llegar los jamones que antes de cada Navidad el Gobierno de Nicolás Maduro
promete a millones de familias para asegurarse su voto.
Los responsables de los comités locales de abastecimiento y producción
(CLAP), encargados de distribuir las bolsas de comida, solo recibieron 1.160
perniles de los 6.150 anunciados. El episodio, narrado por uno de los
presentes, supuso la enésima humillación para una comunidad de escasos
recursos, paralizada por la crisis económica y postrada por la hiperinflación.
Una crisis económica sin precedentes, una hiperinflación desbocada, la
corrupción, una gestión desastrosa y la dolarización condenan a los ciudadanos
a pelear con unos precios enloquecidos y a depender de las ayudas
estatales. La reconversión monetaria y
el aumento, incluso exponencial, del salario mínimo, que ahora se sitúa en
4.500 bolívares soberanos –unos 8,2 dólares– y representa el ingreso de cerca
del 70% de los trabajadores con empleo formal, solo contribuyeron a generar un
círculo vicioso que dispara el valor de los productos básicos.
"La hiperinflación se sigue acelerando. También la contracción
económica: las dos cosas se están profundizando. El Gobierno, para tratar de
controlar la hiperinflación, aumentó el salario no sé cuántas veces, lo que
hizo que varias empresas tuvieran problemas de flujo de caja y no estén
consiguiendo financiación", dice Henkel García, analista financiero y
director de la consultora Econométrica. "El símil que pongo es que está
una persona tirada en el piso y tú tratas de revivirla ahorcándola. El aumento
de salario es inflacionario, porque al final tienes que ajustar los precios.
Pero para que eso sea posible tienes que aumentar la masa monetaria, que no
está creciendo", señala.
Para aquellos de nosotros que hemos estado siguiendo el deterioro de la
situación socioeconómica en Venezuela, es alarmante ver el grado de deterioro
en la calidad de vida de los venezolanos en los últimos tres o cuatro años.
Este es un país que alguna vez fue el mayor exportador de petróleo del mundo,
rico en belleza natural, diversidad ecológica, recursos naturales y personas
hermosas, amigables e ingeniosas.
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¡Por qué Dios pasa esto!
Con tristeza Juan Pueblo nos cuenta, el dolor
que siente cuando ve a mujeres hurgando en la basura en busca de un poco de
comida en las calles de Caracas. También se ven en las calles de Caracas niños
y menores de edad que deambulan, es una oleada de pequeños que prácticamente
han abandonado sus hogares, aunque esta vez la razón es una sola: “La falta de comida en sus
casas”.
Venezuela está experimentando una importante crisis humanitaria en la
actualidad, el colapso económico que provoca la escasez de alimentos, un
sistema de atención de salud y educación que se deteriora rápidamente, una
hiperinflación y un agotamiento casi completo de las reservas extranjeras.
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Preocupado por el acontecer
diario, Juan Pueblo nos comenta de otro artículo
publicado en el portal web www.lapatilla.com, de fecha 20 de
diciembre de 2018, cuyo autor es el Dr. William Hanlon, titulado: “Un país en
crisis: relato del deterioro de la situación socioeconómica en Venezuela”. Aquí
nos cuenta de su más reciente visita a Venezuela para constatar la situación.
En particular, visité varios hospitales de la ciudad y un centro de salud
rural y hablé con pacientes, médicos de familia, especialistas en salud pública
y hospitalaria, enfermeras, conductores de ambulancias, maestros y algunas
personas en la calle.
Vi a un niño de ocho años que parecía tener apenas cuatro años con marasmo,
una afección relacionada con desnutrición crónica general severa y más asociada
con las hambrunas graves del África subsahariana en los años ochenta.
Vi muchos ejemplos de camas de hospital vacías, no por falta de pacientes
sino por falta de medicamentos, suministros médicos y quirúrgicos, equipos que
funcionan mal, cortes de energía y suministros de agua comprometidos.
Vi varias máquinas de rayos X básicas que no funcionaban porque los cables
se habían cortado para vender, los equipos se habían roto y no había piezas de
repuesto disponibles. Vi una ER que tuvo que sobrevivir sin adrenalina durante
una semana.
La mayoría de las personas que conocí, tanto médicas como no médicas,
comían una comida al día, que generalmente era una “arepa” delgada: una tortita
de maíz tradicional en Venezuela. Rara vez las personas pueden pagar carne o
verduras.
Es asombroso cómo el personal médico que se ha mantenido sigue trabajando
todos los días en esas condiciones. Es un testimonio de su compromiso con su
gente y su país. No todos los graduados médicos y de enfermería se quedan.
¡Que baje el telón!
Mientras tanto, Venezuela agoniza. "En 20 años pasó de ser el país más
rico de la región al más pobre y no solo el más pobre, sino también con una
emergencia sanitaria compleja, una hambruna, una crisis que está afectando toda
la región". "Hay un colapso muy, muy grande, una economía que no da
para más, que no tiene que ver con las sanciones".
This story will continue.
Pensamiento
“Propongo, como meta específica a 20 años, que Venezuela sea un país
eminentemente agrícola, por la sencilla razón de que, si no, nos moriremos de
hambre” (Renny Ottolina).
Blog Hoja 102
Ya lo dijo Churchill: Pongan a los comunistas a cargo del desierto de el Sahara, y a la vuelta de diez años habrá escacés de arena.
ResponderEliminarCierto mi amigo, destrucción y miseria es lo que dejan a su paso.
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