Aquellos Años (1966–1972) … Soy estudiante en tierras argentinas
Mi llegada a San Miguel
de Tucumán … Jardín de la República
¡Cuna de la Independencia!
(Reseña 1ra. Parte)
Llegue a San Miguel de Tucumán, una mañana del mes de enero de 1966. Salí,
del aeroparque Jorge Newbery de Buenos Aires rumbo al aeroparque de Tucumán,
viajando por Aerolíneas Argentinas, dedicada al transporte comercial de
pasajeros.
La Provincia de Tucumán, su capital es San Miguel de Tucumán. Está ubicada
al noroeste del país, limitando por el norte con Salta, al este con Santiago
del Estero y al sur y oeste con Catamarca. Con 22.524 km2 es la provincia
argentina menos extensa, pero con una gran densidad de población. Los
venezolanos residentes allí, la comparábamos con la ciudad de Maracaibo en
Venezuela.
Popularmente llamada “El jardín de la República” por
sus bondades naturales, Tucumán también es reconocida por ser la “Cuna de la Independencia”,
ya que fue donde se la declaró allá por el año 1816, y fue precisamente la
famosa “Casita de Tucumán” el escenario donde se llevó a cabo ese momento
histórico.
Salí del aeroparque rumbo a un hotel, le pedí al taxista que estuviera
ubicado cerca de la oficina de correo. Y, así fue. Ya era mediodía, y tenía
hambre, una vez ubicado en mi habitación, baje al restaurant. Estoy sentado en
una mesa, frente a mí una carta con un menú, tengo hambre, no tengo idea de lo
que dice, pero en la mesa de enfrente un señor comiendo un delicioso trozo de
carne con dos huevos arriba, ensalada, vino y todo lo demás. Como no entendía,
llame al mozo y le pedí que me trajera lo que comía ese señor. Aquello fue
delicioso, pero estaba frente a otra realidad, el exquisito y apetecido “Bife a
Caballo”. Salí del comedor agarrándome
de las paredes, el vino había hecho su efecto, dormí toda la tarde.
Ya, como a las 7:00 PM, baje de mi habitación me dirigí a la recepción,
solicite información de la ubicación del correo, y salí rumbo a las oficinas.
Le estaba poniendo un telegrama a mi amigo Febres, con años de residencia en
Tucumán y que era de Coro. Lo más cumbre de todo esto, es que la dirección es
“poste restante”.
Poste restante (del francés) o Lista de Correos es un servicio, prestado
por las compañías nacionales de correos y telégrafos, mediante el cual se puede
dar como dirección, para recibir correspondencia, la de una oficina o agencia
postal. Las cartas son recibidas y retenidas en esta oficina, para que el
destinatario las retire ahí personalmente, previa presentación de DNI u otro documento
de identidad, generalmente de forma gratuita.
Mi amigo estaba de viajes, de vacaciones visitando las villas veraniegas,
se acostumbra en verano dada las altas temperaturas tomarse unos días de
descanso. Regreso al otro día por la noche, la costumbre de los estudiantes
venezolanos era ir a “poste restante” a ver si había llegado correspondencia.
Como a las 11:00 PM, llego al hotel mi amigo, conversamos como una hora, luego
me dijo, descansa para que mañana te mudes al hotel donde estoy viviendo. Le
entregue las cartas que su familia le había enviado, las botellas de ron y los
dulces de leche de cabra. Para el, aquello fue sentimentalismo puro, no lloro
de vaina.
Al otro día, como las 10:00 AM, Febres me fue a buscar al hotel, y nos
trasladaríamos al hotel Crillon ubicado en la calle 25 de mayo, prácticamente
diagonal al edificio de correo que estaba céntricamente ubicado en 25 de Mayo y
Córdoba. En su habitación había dos camas, habitación que compartimos hasta que
nos mudáramos al barrio San Martin.
Las inscripciones en la Facultad de Agronomía y Zootecnia de la Universidad
Nacional de Tucumán, tendrían que esperar hasta el mes marzo, pero tenía que
prepararme para presentar tres materias del bachillerato, obligatorias para
realizar mi equivalencia. En mi condición de alumno extranjero rendí y aprobé
Historia Argentina, Geografía Argentina e Instrucción Cívica. Gracias a la
ayuda de muchos estudiantes peruanos, que me facilitaron apuntes y me
orientaron de cómo eran los exámenes pude lograr mi cometido.
Llegado el mes de marzo, solicite mi inscripción y mis equivalencias de las
materias que yo había cursado y aprobado en la Facultad de Agronomía de la
U.C.V. en Venezuela. Había cumplido con todos los requisitos, pero se me exigía
traer del Consulado una certificación que entre Argentina y Venezuela había
reciprocidad en los estudios. Presente lo exigido, pero el problema era que el
titulo argentino es “Bachiller” y el expedido en Venezuela es “Bachiller en
Ciencias”. Ya estaba a punto de la desesperación, fui hablar con el decano, que
para ese momento era el Ing. Fausto Folquer, le presente mi caso, sorpresa, me
dijo tranquilo, yo también soy Bachiller en Ciencias graduado en España. Vaya
tranquilo, que yo arreglo esto y así fue.
Del barrio San Martin, nos mudamos nuevamente al centro de la ciudad, yo
tenía que tomar dos ómnibus para ir a la facultad. De esto, tengo una anécdota,
empezando a conocer la ciudad yo preguntaba mucho, un día estaba un poco
extraviado y le pregunto a un transeúnte, que por donde podía coger el ómnibus
para ir a la facultad, y él me contesto, mira che no se será por el tubo de
escape, quede frio con aquella respuesta. A partir de allí, comencé a preguntar
cuales palabras no debía utilizar, pero hice famosa la palabra “coño”, para
ellos no tenía connotación.
Los días iban transcurriendo, mi amigo Febres me llevaba a conocer los
diferentes sitios de la ciudad, uno de los sitios que llamaba mi atención era
la “plaza Independencia” ubicada entre las calles 25 de mayo, avenida San Martin,
Laprida y 24 de septiembre. Como era verano la plaza está llena de personas de
la tercera edad, puras cabezas blancas, charlando amenamente. Yo le decía a mi
amigo, cuando tenga esa edad yo quiero venir a esta plaza, creo que lo voy a
lograr. Conocí el “Parque 9 de julio”, belleza incomparable, la naturaleza en
armonía con la ciudad. En verano era mi sitio preferido para pasear y tomarme
unas frías, me refiero a la cerveza, recuerdo tomaba “Norte de Lujo”. Fui
conociendo sus amigos, venezolanos y peruanos, que estudiaban en la
Universidad, todos ellos pasarían a ser mis amigos también. Hasta que un día
uno de ellos, venezolano estudiante de medicina, me presentaría a una chica,
profesora de Educación Física, se llamaba Delia, egresada de la Universidad, y
a partir de allí comenzaría una relación de amistad muy intensa.
La Quinta Agronómica, donde funcionaba la Facultad de Agronomía y
Zootecnia, estaba ubicada en la Avenida Roca 1900. Para trasladarme, podía
utilizar dos líneas autobuseras (Ómnibus), la línea 3 o la línea 9, con
horarios cronometrados con exactitud.
El 17 de marzo de 1966, me inscribo como alumno regular, se me otorga mi “Libreta
Universitaria” donde llevaría el control
de mis inscripciones cada año y me asentarían las notas de cada examen
realizado. Fue año de puro trámite, la oficina de “Sección Alumnos” la visitaba todos los días, para saber las
resoluciones tomadas. Recuerdo con cariño a la señora M. Gabriela Coutteret de
Acuña, Jefe Sección Alumnos, siempre estaba pendiente de comunicarnos la “Mesa
Examinadora”, éramos pocos alumnos para esa época. El pensum de estudios estaba
organizado por cuatrimestres, cada año se hacían dos cuatrimestres.
Quiero compartir
vivencias y experiencias como estudiante
de la Facultad de Agronomía y Zootecnia, comencé cursando Química General e
Inorgánica, Anatomía y Fisiología Animal, Botánica Especial Y Física II. De
aquí guardo especial referencia de Anatomía y Fisiología Animal, el profesor
era el Dr. Dante Bertini y su ayudante Alberto Moreno (+) para ese entonces
estudiante de agronomía. Voy hacer referencia al libro que fue mi caballito de
batalla para estudiar Anatomía, me refiero a “Anatomía del Caballo” autor el
Prof. Víctor Manuel Arroyo, UCV, Maracay. Otro de los libros que era una biblia
“Anatomía de los Animales Domésticos” de Sisson S. Grossman, 1959. Con Alberto
nos unió una gran amistad. Otra de las materias que llamo mi atención fue,
Botánica Especial, el profesor Dr. Teodoro Meyer, nunca piso un aula de clase
en la Universidad, pertenecía al Instituto Miguel Lillo y había escrito varios
libros sobre la flora de Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay. También
publico sobre la flora Tucumana. Es digno recordar también, al profesor que era
jefe de trabajos prácticos de la asignatura Botánica Especial, al farmacéutico
y botánico Martin Villa Carenzo. Antes de cada practico, se hacía una
evaluación para comprobar si habíamos estudiado y en capacidad de realizar el
práctico. Uno de los libros que recuerdo hoy, la “Enciclopedia Argentina de
Agricultura y Jardinería” de Lorenzo Parodi, Ingeniero Agrónomo y Botánico, 1959.
Este libro me ayudó mucho a comprender la flora argentina. De la otra
asignatura que tengo recuerdos es Física II, la asignatura tenía dos
profesores, uno de ellos se la pasaba viajando a Canadá por sus
investigaciones, los exámenes con este profesor eran exigentes, cuando me toco
rendir, espere que estuviera de viaje y nos quedábamos con el otro profesor al
que llamábamos “Coloide”, porque esa era su especialidad.
Cuando llegue, había un presidente elegido democráticamente Arturo Illía y
el 28 de junio de 1966 fue depuesto por un golpe de Estado, asumía al poder el
general Juan Carlos Onganía. Un gobierno que se caracterizó por la censura, no
se podía hablar. El 28 de julio de 1966, asaltaron varias Facultades de la
Universidad de Buenos Aires, detuvieron a docentes y estudiantes. Consecuencia
despido y renuncia de más de 700 docentes que abandonaron el país para
continuar sus brillantes carreras en el exterior.
Arturo Illia fue un médico y político argentino que fue elegido presidente
de la Nación Argentina, cargo en el que se desempeñó entre el 12 de octubre de
1963 y el 28 de junio de 1966. Sus seguidores destacan su honestidad y
honradez, siendo ejemplo de esto el hecho de que Illia vivió casi toda su vida
en su humilde casa de Cruz del Eje, donde se dedicaba a la medicina, y que
nunca utilizó su influencia a su favor, a punto tal de tener que vender su auto
estando en el ejercicio del mando y de negarse a utilizar fondos públicos para
financiar sus tratamientos médicos. Luego de su gobierno, mantuvo su activa
militancia política, rechazó la jubilación y se ganó la vida trabajando en la
panadería de un amigo.
¡Y Delia! Yo no he visto a Delia me
contestaban mis amigos, hasta que un día en el Ómnibus me encontré con la madre
de Delia que ya conocía, y pregunté por mi amiga. Está enferma me contesto,
está guardando cama por prescripción médica. Le pedí la dirección para irla a
visitar, a partir de ese momento no nos separaríamos, siempre andábamos juntos.
Delia trabajaba en la ciudad de General Güemes al norte de Argentina en la
Provincia de Salta, los viernes en la noche la esperaba en el terminal y la
acompañaba hasta su residencia, ubicada en la Av. Gral. Roca. Los domingos en
la noche, viajaba hacia su zona de trabajo. Recorría en cada viaje aproximadamente
280 km, en tiempo serian unas 3 horas y pico de viaje. Más adelante seguiré
contando vivencias con mi querida amiga.
Continúo narrando mis vivencias en la Facultad, una vez regularizadas las materias
que había cursado, me podía inscribir en el cuatrimestre siguiente, tomando en
cuenta que muchas de las materias tenían prerrequisito para poderla inscribir.
Química Orgánica, dos profesoras, una de teoría y la otra de prácticos, sus
nombres no los recuerdo. Las practicas las realizábamos en el laboratorio de la
carrera de “Ingeniero Azucarero”, en horario de 6:00 PM a 10:00 PM. Mi libro de
texto “Química Orgánica” de Brewster. Histología y Embriología Normal, el
profesor de teoría era un médico “Anatomo patólogo”, y el profesor de prácticas
era medico “Cardiólogo”, su apellido lo recuerdo el Dr. Weissmann. Excelentes
clases, que dominio y conocimiento, de ellos aprendí bastante. De los libros
que utilice, recuerdo “Tratado de Histología” de Ham. Otras de las asignaturas
de data recordatoria, Climatología y Fenología Agrícolas, el profesor de teoría
el Ing. Ledesma y el profesor de practicas el Ing. Torres Bruchmann, de este
último guardo en mi biblioteca una guía de trabajos prácticos sobre “Fenología
Agrícola”. Estos profesores venían de la Provincia de Santiago del Estero,
ellos eran docentes también en la Facultad de Ingeniería Forestal en esa
ciudad. Biometría y Técnica Experimental, el profesor el Ing. Camilo Aníbal
Robles, estrenamos su libro “Biometría y Técnica Experimental”, aprendimos
bastante, tenía una magia para dictar la materia. Esta asignatura tenía un
ayudante estudiantil, que nos ayudaba en la realización de los trabajos
prácticos, era bueno y tenía conocimiento.
This story will continue.
Pensamiento
“La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda
para contarla” (Gabriel García Márquez).
Blog Hoja 094
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