Aquellos Años (2000-2009)…Relatos cortos de gente de mi pueblo (XI)
Mi amigo Pablo y su Pueblo
Cumarebo (I)
Hay momentos en la vida de las personas en que
sabemos valorar el terruño que nos vio nacer y donde transcurrió parte de la
existencia misma de esos años de la tierna y alocada juventud. Hoy los llevo a
conocer una persona que, salió de su pueblo natal a buscar nuevos horizontes y
regreso por recomendación médica a la tranquilidad, al reposo, pensionado se
establece nuevamente en las montañas de Pueblo Cumarebo. ¡Ay qué lindo es
viajar a Pueblo Cumarebo! Pueblito que acaricia con su brisa suave al visitante,
lo embriaga con sus aguas que salen de las entrañas de la tierra, agua pura,
agua potable, su agricultura nos muestra las bondades de la tierra y su gente
su calor humano. Caminar por las calles de este pequeño pueblo nos muestra una
inusitada quietud de sus habitantes, pareciera que no viviera nadie, los ruidos
del viento un poco fantasmagóricos dada la cantidad de árboles frondosos que
arropan a la pequeña villa, pero es un pueblo acogedor. En su plazoleta sale de
la montaña un chorro de agua viva, como si nos estuviera indicando aquí hay
vida, aquí la madre tierra te protege, la pachamama como dirían mis hermanos
peruanos. Salir de Coro la ciudad donde vivo al norte del sur para ir a visitar
a mí amigo Pablo, así se llama a la persona que quiero que conozcan a través de
historias, vivencias y anécdotas contadas por él, nos lleva aproximadamente 45
minutos hasta adentrarnos a la montaña con un clima sabroso y con un potencial
turístico inmenso. Cuando quieras visitarnos puedes venir con confianza, yo te
acompaño.
Me toco dictar un curso-taller sobre “Formación
de Promotores en Gestión
Cooperativa”, donde Pablo asistía como alumno, y una de las tareas que
había que realizar era hacer un escrito sobre “Mi sueño por mí comunidad”.
Pablo escribió…”El sueño hacia la comunidad ideal Pueblo Cumarebo”. Inicia su
narrativa mí querido amigo de ésta forma…”El haber nacido, pasado parte de mí
infancia, mantenido contacto permanente y actualmente vivir en este hermoso y
pintoresco Pueblo Cumarebo; me dan basamentos firmes y sustentables para
opinar, exponer, criticar, comparar, mejorar y soñar sobre lo que fue, es y
puede ser mí pueblo”.
Continúa en su afán de compartir con nosotros
esa preciosa leyenda diciendo…”Con bastante respeto y admiración valoro la
vivencia de mis antepasados, las costumbres y tradiciones que particularmente
identificaron a esta región, y que, lamentablemente hoy en día se han
transformado u olvidado. Pero, lo más triste e incomprensible es el estado de
abandono e indolencia en el que se encuentra sumido en la actualidad: vialidad
en mal estado, sin fuentes de trabajo, niñez abandonada, juventud desorientada,
deficiencias de servicios públicos, desaprovechamiento de los recursos
naturales, falta de líderes a todos los niveles, abandono de las tradiciones y
raíces, falta de solidaridad y desintegración familiar, etc., etc., etc…”.
Prosigue con una inusitada habilidad para
describir lo que pasa en su entorno inmediato, analizando y proponiendo a
quienes lo leímos con atención…”Se hace necesario recordar que, el empuje y
crecimiento de los pueblos van en proporción al aporte que a todos los niveles,
genere cada habitante. Y que, la familia, siempre ha sido y será la base de la
sociedad. Anhelo ver a cada habitante aprovechando cada oportunidad,
superándose, creando, aportando y consolidando el núcleo familiar, dándolo a
conocer y sobretodo preservándolo para futuras generaciones”. Es que acaso
Pablo mí amigo ve peligrar, insistentemente nos habla del rescate y del aporte que
cada uno de nosotros tiene que hacer. Estamos consientes de esa realidad, o
será que andamos por qué vemos a los demás andar, que triste sería que
despertáramos y otros estuvieran decidiendo por nosotros, por nuestros hijos,
por nuestro país. En el taller, yo preguntaba cuantas horas le dedicas a
trabajar por tú país, la respuesta no de hacía esperar nada, será cuestión de
cultura o de comodidad. En la próxima
parte seguiremos hablando de realidades que duelen.
“El sol empieza a declinar sus destellos, la
cotidiana tranquilidad que ha caracterizado en este hermoso rincón del Estado
Falcón se ha tornado entusiasta y festiva. La herencia cultural y religiosa que
proviene de nuestros antecesores, nuevamente se manifiesta con la celebración
del día de San Pablo. Es decir, aquí en Pueblo Cumarebo, son las 4:30 minutos
de la tarde del 29 de Junio de 1946 y en el Hospital de la Creole Petroleum Corporation
nace un niño que llevará por nombre Pablo Luís, que posteriormente se
convertiría en mí amigo Pablo. Esta entrada la voy a culminar, con una
dedicatoria/reflexión que mi amigo Pablo me hiciera llegar: “No poseo riqueza o
fortuna que ofrecerte, pero si el tesoro de mi sincero afecto y amistad, aspiro
que la valorices y en forma reciproca la conservemos. Amigo, en cualquier lugar
que te encuentres, esta mano que te ha redactado esta correspondencia, estará
siempre presta para ser tu punto de apoyo”.
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