Aquellos Años (2000-2009)…Relatos cortos de gente de mi pueblo (VI)



Recuerdos imborrables de Codore de la Playa

“Encuéntrome en Codore de la Playa,
al amanecer frente al mar,
contemplando cómo se deslizan,
los barquichuelos en la turbia superficie,
de las aguas marinas,
¡Oh!, Riviera francesa desértica,
que me invita a soñar”.

En estos parajes desérticos, surgen personajes de novela, Paula así se llamaba, una campesina nativa de Codore de la Playa, delgada, de mediana estatura, ojos atigrados, piel blanca, pero su piel curtida por la sal y el sol, que día a día castigan su rostro. Cuando la conocimos, era penosa, de poco hablar, pero surgió algo interesante, ¿Paula conocía a Miguel!, ¡Ah!, uno de los integrantes del grupo de trabajo conformado por los “Promotores en Formación”, que emoción para ella se le reflejaba en el rostro. Un día de faena en la comunidad, habíamos decidido con las mujeres construir “La Casa de Turismo Rural” de barro, y, Miguel era la persona que había asistido a la Escuela del Barro, sabía hacer adobes; ¿Qué hacer pregunto Paula?, no tenemos nada, no importa riposto otra compañera, los tenemos a ellos, el grupo de trabajo comunitario que viene a ayudarnos. A partir de allí, se inicio el “Taller de Barro”, para que las mujeres aprendieran a elaborar adobes. De Paula tenemos una anécdota, era la mujer que sábado a sábado nos guardaba “Huevas de Pescado”, bueno nos guardaba no, ¡a Miguel!, parece que aquel desierto había producido química entre el citadino y la pueblerina, que demostraba su amor, con “huevas de pescado”; Y nosotros bravos, que jartábamos todo. Un día llegamos, ¡y Paula!, no está, se ha ido a la Costa Oriental del Lago, se fue a estudiar, había nacido en ella un sueño, ser alguien en la vida para ayudar a su gente. En hora buena por Paula.
Se preguntaran ustedes, y la “Casa de Turismo Rural”, ¿Qué pasó? Brevemente trataré de contar, lo difícil que es trabajar en zonas donde la inclemencia del tiempo castiga, resulta y acontece que la tubería que surtía de agua las comunidades de Ocorote y Codore de la Playa, no las habían enterrado, en la superficie, el sol, la sal y el viento castigador, habían destruido las mangueras que transportaban el preciado líquido, agua, sin agua no hay vida en esos pueblos de pescadores. Se detuvo el “Taller de Barro” hasta tanto se solucionará el problema. Los “Promotores en Formación” se dieron a la tarea de hacer las gestiones ante los organismos competentes, incluyendo la Alcaldía del Municipio Miranda. El tiempo pasó, las mujeres perdieron la motivación, se desmotivaron de tal manera, que cuando quisimos arrancar nuevamente, la gran mayoría de ellas habían abandonado la comunidad en busca de mejores condiciones de vida. Logramos resolver el problema del agua, si, con ayuda de gente de mi pueblo. Pero estos detalles, de cómo logramos hacerlo, se los contaré en una sección que llamaremos “Narrando vivencias a través de imágenes”. Les seguiré echando cuentos de pescadores campesinos.
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