Aquellos Años (2000-2009)…Relatos cortos de gente de mi pueblo (II)
Gracias por haberme devuelto las ganas de vivir…
La
tarde era fresca y agradable. Regresábamos de una jornada más de trabajo
voluntario en la comunidad de pescadores. La tenue brisa que se colaba por la
ventana entreabierta del bus traía el aroma de la playa e invitaba al reposo.
Pero Fulvia no había podido estar tranquila. Pese haber tenido un día de
intensa actividad con sus compañeros promotores, su cuerpo cansado se negaba a
relajarse. ¡Me quede observándola! Sudaba y aquel sudor corría por su cara y
sus brazos, una mujer de piel morena, gorda, muy simpática, que de repente me
asustó. ¡Ey! ¡Oigan! Alerté a los demás. Que dos de ustedes la acompañen,
porque para mí, le va a dar un patatús a esa señora. Recorrimos aquella
carretera, que minuto a minuto se hizo más larga, hasta que llegamos a nuestro
destino y tuvimos que llevar hasta su casa a nuestra amiga. La semana continúa.
Actividad de aula y muchos afirmaron, que Fulvia no debería ir porque era una
mujer enferma. Los escuche, pero no tome en cuenta aquella recomendación. Al
sábado siguiente, fuimos a buscarla, en eso que estamos en su casa note una
guitarra guindada en la pared, inmediatamente pregunte, ¿Quién toca aquí? Yo,
me respondió ella. Pues bien, te la llevas, en el camino vamos a cantar. No se
imaginan ustedes, el cambio que comenzó a producirse, y lo que me llevó a
investigar un poco más sobre mi querida promotora. A pesar de su plácida
apariencia, ella ocultaba una serie de oscuros secretos relacionados con su
vida familiar y su pareja. Un melodrama que viven muchas mujeres, que las lleva
a sufrir calladamente, el estrés, la hipertensión, donde se ocultan situaciones
de desamor, infidelidad, intolerancia e hipocresía. ¿Acaso no podré descubrir
nunca el secreto que guarda ésta mujer? Sé que Fulvia está apasionadamente
enamorada…el problema de la juventud es que se va muy rápido, no nos damos
cuenta y cuando la pareja es más joven, ¡y! ¡He aquí la gran contradicción!
Cuando en la relación buscamos seguridad, no encuentra en él sino la
inseguridad. En los momentos que podía hablaba con ella. Siéntete llena de vida
y disfruta, la tristeza, la melancolía invadía su rostro. ¿Qué le pasa a ésta
mujer? Para adivino Dios, solamente seguía observándola y tratando de entender
lo que veía. “Tomarse la vida demasiado en serio causa mucho sufrimiento”, dijo
alguien alguna vez. La risa, el canto y la relajación son tan buenos para la
mente como para el cuerpo: reducen el ritmo de envejecimiento, estimulan el
sistema inmunitario y mejoran la reacción a las hormonas del estrés. Fulvia hoy
es otra mujer. Me invito a su casa con los Promotores, ella vendía cerveza los
fines de semana y deleitaba a los parroquianos cantando rancheras, tenía una
voz para competir. “A partir de allí, la vi organizar un conjunto musical e
inventar una trompeta con dos picos de botella superpuestas. Poner a todos a
bailar hizo renacer su pasión por la vida”, pero nos sorprendimos al ver lo
mucho que disfrutaba cada momento, fui testigo de su lucha “por vivir, no sólo
por existir”. Su confianza y su optimismo aumentaron, tenía nuevos amigos y
aprendió a superar todo eso que la había llevado a esa situación. “Empecé a
vivir para mí, a quererme, me sentía más segura y estaba abierta a conocer
nueva gente”. A partir de esos momentos vividos junto al grupo de Promotores,
nacieron las ganas de vivir, porque teníamos amigos, le importábamos a los
demás, no estaba sola. Gracias, por
haberme devuelto las ganas de vivir.
Hay
una anécdota que acabo de recordar, teníamos una reunión en la comunidad de
Cabecera, a objeto de explicar el proyecto que querían realizar los Promotores en la comunidad; se
habían hecho las invitaciones a través de la Asociación de Vecinos, y llego el
día, prácticamente nadie había recurrido a la convocatoria, uno que otro vecino
se hizo presente. Estábamos a punto de cancelar la reunión, frustración, pesar,
no sé, tú sabes; pero se me ocurrió una idea, que toque el conjunto. Vi a una
Fulvia emocionada, ese clarinete sonaba a reventar, merengues, guarachas, ritmo
son, merecumbe, había de todo, incluso azúcar de Celia Cruz. De repente los
cortesanos fueron llegando, el sitio que era un Club Social con pista de baile,
aquello era algarabía, todos bailando, contentos. De pronto pedimos detener la
fiesta, una fiesta del pueblo; y logramos hacer la reunión, a partir de allí,
no teníamos que convocar, sino fijar la fecha. Y Fulvia repetía una vez más, Gracias, por haberme devuelto las ganas de
vivir.
Blog Hoja 042
Habia olvidado lo extraordinaria que era es y siempre sera mi amiga Fulvia, aunque yo siempre le canbiaba el nombre je je je gracias amigo Camilo por devolvernos los recuerdos.
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