Crónica de un país en crisis (VI)
A consecuencia de la intolerancia con
posiciones políticas, la falta de empleo, la inseguridad, la desgarradora
crisis de salud, sumadas al hambre por la falta de comida, han producido en
nuestros tiempos el éxodo de centenares de millares de personas, que han sido
expulsadas de su país natal, o que ellas mismas se han expatriado para huir de
la grave crisis que vive nuestro país.
El emigrante es una persona, con su
dignidad, con todos sus derechos, los cuales se le deben reconocer. La magnitud
del problema exige la intervención de instituciones internacionales, incluso
especializadas. La Organización de Estados Americanos (OEA), comisión para los derechos
humanos de la ONU, la Iglesia Católica a través del Papa Francisco y
organizaciones internacionales de derechos humanos como Amnistía Internacional
y Human Rights Watch (vigilante de los derechos humanos), deben echar una
mirada a lo que está pasado en Venezuela. No deben esperar que el gobierno
hable sobre la situación, porque miente a cada momento.
Pero es necesario también que los países de
sur, centro y norte América reconozcan el derecho de migración, es decir, “el derecho inherente a la persona humana… a trasladarse al país en
que se espere hallar condiciones de vida más convenientes para uno mismo y para
la familia…”, y que acojan a los
inmigrantes en la medida compatible con el bien real de su propio pueblo. Como
ya lo había escrito Pío XII, la tierra debe servir al uso común de todos los
hombres; el derecho natural, como también el sentimiento de humanidad, obligan
a dar oportunidad de emigrar a los que no pueden hallar con qué vivir en su
país (Carta de 24 de diciembre de 1948 al obispo de Cincinnati).
Analizaremos las razones de por qué muchos
compatriotas nuestros están abandonando el país, los venezolanos quieren vivir
en paz y, sobretodo, anhelan tener eso que hace mucho no hay en nuestro país,
calidad de vida. La mayoría de los aspectos relacionados con los motivos para
irse del país se pueden sintetizar en algo que ya mencionamos más arriba:
Calidad de vida, que se traduce en los siguientes aspectos: 1) Inseguridad; 2)
Escasez; 3) Inseguridad jurídica; 4) Desidia y destrucción generalizada; 5) La situación
política y una oposición bastante incompetente; 6) Falta de oportunidades; 7)
Crisis económica; 8) Anarquía; 9) Falta de calidad de vida; 10) La
verdad es que el título de este artículo está malo, porque ya me fui de
Venezuela. Solo lo escribí de esa manera para darle continuidad al escrito anterior, que publiqué poco antes de emigrar, o sea, hace casi dos
semanas, así que el “¿por qué me voy de
Venezuela?”, es más bien un “¿por qué me fui de Venezuela?”. Quién habla
así, Enrique Vásquez un venezolano que ama su país, pero que lamentablemente
tuvo que irse. En resumen, los venezolanos
no están emigrando; están huyendo y lo hacen por motivos bien duros, por
situaciones que deben invitarnos a la reflexión para ser cada día más
agradecidos con el país que nos recibe y nos da la oportunidad de poner en
evidencia lo mejor de nuestro gentilicio y construirnos un futuro mejor,
contribuyendo con el desarrollo y fortalecimiento económico del país que
convertiste en tu nuevo hogar.
Mientras más tarde el revocatorio, más venezolanos emigrarán (Cifras) (Noticias
Venezuela, Manuel Rodríguez, septiembre 10, 2016).
La ola de venezolanos que
ha emigrado en los últimos meses es alarmante;
la mayoría, jóvenes frustrados ante el impedimento de poder vivir dignamente
con el salario que percibían, pero esta situación ha abierto la posibilidad de
que la oposición no pueda materializar en votos el descontento popular, pues
mientras más días pasan, mayor es la cantidad de ciudadanos que emigran.
La problemática es que quienes emigran o
tiene intenciones de hacerlo, están a favor del revocatorio, así lo precisa el
más reciente estudio de la encuestadora Datincorp. La publicación asegura que 57% de los venezolanos quieren emigrar. Si se
traslada este porcentaje al padrón electoral conformado por 19.567.013 votantes, se evidencia que 11.153.197 electores quieren
marcharse debido a la crisis económica y social que atraviesa la nación.
En 2014, el sociólogo de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Tomás Páez, autor de la
investigación sobre la diáspora venezolana, aseguró que 1,6 millones de sus
compatriotas viven en el exterior; el 5,5 por ciento de los 29 millones.
La gran mayoría de ellos se ha ido desde 1999 y casi 90% tiene, al menos, estudios
universitarios, según Páez. Su huida representa una fuga de talentos que afecta
a diversos sectores, desde el petrolero al de salud.
La dramática historia de
los "balseros venezolanos" que se juegan la vida
en el mar para buscar un futuro mejor (Infobae, septiembre 23, 2016). Cientos de personas desesperadas por la
falta de oportunidades bajo el régimen chavista de Nicolás Maduro, parten hacia
islas cercanas como Curazao, Aruba y Bonaire. Pagan entre 80 y 120 dólares para
una travesía que puede durar hasta 14 horas. El trágico caso de seis amigos que
murieron en el intento. La
crisis en Venezuela es cada
vez más profunda, y sus habitantes, hartos, no ven una salida
dentro de su país. La escasez de alimentos y medicinas, la inseguridad, la
falta de trabajo, la inflación y el grave deterioro de la salud pública son
algunas de las razones que impulsan a miles de venezolanos a abandonarlo.
En un comienzo, el éxodo comenzó por los aeropuertos internacionales. Al principio, a
los venezolanos, los llamaban los "balseros del aire". Pero pronto, el costo de los
pasajes, la dificultad para adquirir dólares y para obtener una visa abrieron camino al éxodo ilegal por tierra, y luego también
por mar. Al "estilo cubano". Esta forma de escape en
balsa se ha iniciado desde la costa de
Falcón hacia las Antillas menores. Es peligroso, quienes lo hacen
enfrentan riesgo de muerte para llegar a destino. Los balseros pagan entre 80 y 120 dólares para una travesía
que puede durar hasta 14 horas en el mar. Si no tienen éxito, dejan la vida o terminan presos. Según la gobernadora de Curaçao, Lucille
George-Wout, la mayor parte de los venezolanos que consiguen
llegar a la isla termina como delincuentes o
hasta prostituyéndose.
Tsunami de talentos:
Venezuela le da al mundo la mejor emigración de su
historia (Caraota Digital, Christian G. Velasco, septiembre 26, 2016). Es una realidad, en la última década el número de venezolanos que ha tomado
la decisión de irse del país ha ido en aumento debido a diversas causas, sin
embargo, más allá del significado de la “huida”, el tema de la preparación
académica se ha convertido en un aspecto fundamental, por ser una
característica recurrente dentro de esa “primera ola” de locales que ha dejado
atrás las ruinas del socialismo del siglo XXI.
A pesar de
que no existen cifras oficiales se estima que entre 1.600.000 y 2.000.000 de
venezolanos han emigrado los últimos 10 años, siendo los primeros, los de “la
ola intelectual”, personal altamente calificado como: tecnólogos, médicos,
científicos, ingenieros, entre muchas otras áreas, agrupados de esa forma por
el sociólogo e investigador de la Universidad Simón Bolívar, Iván de la Vega, quien desde
1996 estudia los procesos migratorios criollos; razón por la que define al del
presente como “el tsunami de la fuga de
cerebros”.
Según datos
recolectados por el centro de investigaciones Pew
Research Center, solo en EE.UU. la emigración venezolana está
catalogada como la comunidad latinoamericana con mayor nivel de calificación
profesional, y es que más del 51% de los que han llegado a ese país poseen
estudios universitarios, especializaciones, maestrías o doctorados. Las
consecuencias del éxodo profesional
se verán en un futuro cercano, cuando -dice el investigador- no se encuentre el
talento necesario para reactivar el país, sin embargo, en el presente muchos países
se benefician con el arribo por vías legales del talento criollo, quienes
llegan a ocupar áreas profesionales muchas veces desiertas.
El
investigador también toma en cuenta que según los análisis de emigración se estima que
70% de los que han partido no regresarán, debido a que Venezuela no tendrá
condiciones laborales de reinserción laboral en el mediano plazo.
Más de 60% de los
profesionales consideran irse del país (laPatilla, octubre 2, 2016). En este sentido, Venezuela se ha convertido
no solo en un país exportador de petróleo y mises sino también de talento
humano. Esto ha causado una gran preocupación, puesto que este no era un país
acostumbrado a emigrar sino a recibir a quienes llegan de otro país en búsqueda
de un mejor futuro, según El Siglo.
La fuga de talento representa la salida
permanente de mano de obra calificada mayoritariamente desde los países en vías
de desarrollo hacia los países desarrollados de forma masiva. En el caso de
Venezuela algunos analistas estiman que más de 60% de los profesionales
altamente calificados considera ejercer sus competencias en otros países, lo
que evidente muestra que el país está perdiendo el talento que forma.
Dos millones de
venezolanos se han marchado del país (Reporte Confidencial, octubre 4, 2016). Tomás
Páez, sociólogo venezolano a propósito de la presentación del libro “La Voz de la Diáspora”, explicó que su
intención no es conocer la razón por la cual cada persona se va del país, sino
darle voz a quien a su juicio, el Gobierno le ha quitado el derecho a vivir. Cuestionó
que el Estado mantiene ocultas las cifras de las personas, que se han ido,
pero el sociólogo aseguró que se han ido un millón o dos millones de
venezolanos; y cree que aún faltan personas por irse. Según reseña el portal Noticiero
Digital, Páez denunció que este grupo de personas que han decidido
salir de las fronteras del país “no
existen en las estadísticas”.
Manifestó que este fenómeno debe tener una
explicación; pero que, no obstante, el Instituto
Nacional de Estadísticas (INE) debería
publicar la información relativa a la gente que se va por nuestros aeropuertos
y fronteras terrestres. Expresó además, que la Venezuela de la
diáspora no ha perdido sus vínculos con el país y que estaría dispuesta,
esté donde esté, a participar de su reconstrucción social e institucional.
Aseguró que lo que se está construyendo afuera, es
un inmenso capital humano, “tenemos gente en todos lados; aprendiendo
nuevos idiomas; creando nuevas redes sociales e institucionales; creando nuevos
canales y contactos; teniendo presencia en organizaciones de todo tipo, y por
eso estamos en desacuerdo con la noción de fuga”, concluyó.
Enalteciendo el Exilio, Tamara Sujú Roa (Noticiero Digital,
octubre 5, 2016). El tiempo que estuve
en el centro para refugiados, paso obligatorio previo para obtener el asilo
político en República Checa, me sirvió para repensarme cada hora de esos días,
sobre lo que fue mi vida los últimos 15 años. Las acciones, los momentos
difíciles, los momentos de recompensa que me han dejado estos años de lucha
incansable, me pasaban como una película, hora tras hora. Así, me llenaba de
valor.
En mi peregrinaje por el mundo he conseguido a esa diáspora
inmensa que son hoy nuestros compatriotas en el exilio. Venezolanos que cuando
me buscan en la estación del tren, o en el aeropuerto, se le agüan los ojos, y
el abrazo es fuerte, es sincero, es ese que me dice “aquí estoy, en que puedo
ayudar a mi país”. Pocos conocen las penurias que muchísimos de ellos están
pasando por el mundo, como han tenido que reinventarse para sobrevivir, y para
hacer de cualquier trabajo que les de comer, su refugio. Los he visto contar
cada centavo. Caminar y caminar, porque sale más barato que tomar el metro.
Pero ahí están, dispuestos a ceder su tiempo, para ayudar a organizar cualquier
cosa que tenga que ver con la denuncia de lo que sucede en nuestro país.
Por eso, hoy quiero enaltecer a los
exiliados venezolanos. Profesionales, quizás entre los mejores preparados del
mundo en muchos casos, jóvenes que salieron para asegurarse un mejor futuro,
porque su patria ni siquiera les podía garantizar su integridad física o su
vida. Mujeres, hombres, familias completas que han huido del horror que
significa vivir hoy en día en un país donde la instigación al odio constante,
la intimidación, la represión y el encarcelamiento, por parte del régimen
venezolano hacia quienes no les son fieles, es el método usado para tratar de
someter a la población. Venezuela amigos lectores, se lleva muy
adentro en el corazón. Nadie puede juzgarnos.
La triste realidad de
la diáspora venezolana
(NotiActual, Germán Paredes. 2016). Sin lugar a dudas Venezuela en estos
últimos años ha sido destruida, el país agoniza producto de una situación de
corrupción desmedida e imposición de un modelo inviable que sólo lleva a la
miseria y la inopia a quienes lo padecen, el país está sumergido en la más
profunda pobreza al extremo que producto del hambre la gente ha llegado a
hurgar en la basura para buscar palear el hambre.
Desde el año 2013 hasta lo que va del 2016, se reportan que
cerca de 2 millones de venezolanos se han marchado del país a países como
Colombia, Panamá, Argentina, México España, Portugal Chile, Ecuador Canadá,
Francia, Inglaterra, y Estados Unidos, siendo este último donde se reportan más
de 1.500 nuevos venezolanos sin contar los que semanalmente van llegando.
Se nos han ido lo mejor que tenemos, el 90% de quienes
emigran tienen estudios superiores, 40% Maestrías y 14% Doctorados, pero no
todo queda en eso, lo más triste está en que muchos de quienes emigran están
atravesando por una triste realidad, como lo es el sobrevivir en otro país,
muchos comenzando de cero, sólo con la decisión cierta de poder salvar sus
vidas y con ello brindarle mejor futuro a sus familias.
Policías
prefieren colgar el uniforme y emigrar ante crisis en el país (Correo del
Caroní, octubre 6, 2016). El exoficial de Patrulleros de Caroní, la policía
municipal de Ciudad Guayana, Marcos Colonna se despedía de su país. El miércoles 5 de octubre celebró su
cumpleaños en Colombia, el país que lo acogió y donde Colonna ve la oportunidad
de un futuro. No en Venezuela. La inseguridad, la inflación, la escasez de
alimentos, de medicinas; y la impunidad asfixian también a oficiales
policiales.
Yo soy un servidor público nato. Pero existe otra realidad:
el pago no estaba acorde con el trabajo que uno hace, tú haces el de cinco
policías y te pagan un solo sueldo; eso no tenía concordancia. Yo amo la
Policía, si fuera por mí hubiera sido policía toda mi vida, pero cómo le digo a
mi hijo o a mi esposa “hoy no comemos
porque no me alcanza la quincena”.
Eso hace que el funcionario colapse, y cuando colapsa, viene la corrupción y yo
dije: “O colapso, caigo en la corrupción
o me voy”. Hay personas que aún
creemos en el honor, en la honestidad, en que sí se puede trabajar y surgir
honestamente. Entonces cuando yo me vi en esa situación, preferí irme porque
tenía otros trabajos como abogado. Lo hice por la situación económica.
“Si capturas una banda dedicada al robo, como por ejemplo los
colectivos, no puedes hacer nada porque están apadrinados por el Gobierno”.
Un funcionario de la Policía Nacional Bolivariana (PNB)
admite que empezó a contemplar la decisión de irse del país cuando vio que no iba a tener la calidad de vida que
espera y tras observar que su talento humano no era remunerado.
Este funcionario activo de la PNB tiene dos propuestas de
trabajo: una en Chile; otra en República Dominicana. La primera es una con una
empresa gasífera; la segunda, para trabajar como inspector. En ambas ofertas,
el sueldo oscila entre mil 500 y mil 800 dólares.
“Hace cinco años había en la PNB 32 mil personas. Actualmente
hay 27 mil funcionarios”, explica el oficial y atribuye parte de las bajas al
éxodo de venezolanos.
No tienes idea de lo que me dijeron cuando me fui de baja: “Te saliste de ese infierno”. Mi familia celebró. Como yo, hay muchos que se
han ido, policías de base y oficiales, el descontento es total. Se prefiere
hacer otra cosa que seguir siendo funcionario.
FMI: Venezuela afronta ola
migratoria hacia países vecinos por hiperinflación y colapso
económico (DolarToday, octubre 8, 2016).
Venezuela afronta un profundo colapso
económico y una hiperinflación que podrían generar un éxodo de sus habitantes a
los países vecinos, dijo el viernes el Fondo Monetario
Internacional.
El FMI espera que la inflación se ubique en
cerca de un 500 por ciento este año y que se acelere el próximo mientras el
Gobierno socialista del país petrolero imprime dinero para pagar sus deudas. En
los 12 meses a diciembre de 2017 los precios podrían subir un 2.200 por ciento,
señaló.
“Si las actuales políticas se mantienen,
(Venezuela) afronta riesgos severos, incluyendo un mayor colapso de la
actividad económica acompañado de hiperinflación”, sostuvo el organismo en un
comunicado dado a conocer en su reunión anual en Washington.
La escasez
de comida y medicamentos podrían convertirse en una crisis humanitaria, destacó
el FMI. “Eso podría, a su vez, generar una ola migratoria a los países
vecinos”, sostuvo el informe.
Cómo
es "Westonzuela", el idílico enclave del sur de la Florida elegido como refugio por los latinoamericanos
(Infobae, octubre 11, 2016). Ubicada
sesenta kilómetros al noroeste de Miami, la ciudad de Weston no suele ser uno
de los tantos destinos visitados por los millones de turistas que llegan cada
año al sur de la Florida. Pero su atractivo para miles de familias provenientes
de Latinoamérica es enorme, representando junto a otras localidades como su
vecina Doral, un refugio seguro para aquellos obligados a abandonar su país de
origen en busca de una nueva vida en los Estados Unidos.
La comunidad de Savanna fue donde se originó el núcleo de
venezolanos exiliados que luego dio origen al nombre de "Westonzuela", población
que creció de manera exponencial tras los esfuerzos de los desarrolladores
de dicho proyecto inmobiliario, quienes lanzaron una campaña publicitaria en
países de Latinoamérica donde históricamente ha existido un alto nivel de
inestabilidad político-social como es el caso de Colombia en los ochentas y
posteriormente Venezuela, uno de los países que más cantidad de exiliados
genera por año en la región.
María Fernanda llegó con su familia a los Estados Unidos
escapando de la Venezuela de Hugo Chávez en 2010, al igual que muchos de sus
compatriotas que lo hacen hoy día bajo el régimen de Nicolás Maduro.
Junto con los colombianos que forjaron la ciudad en los noventas, hoy día
aquellos provenientes de la nación bolivariana ocupan un triste primer
puesto entre los extranjeros que llegan al sur de la Florida para forjar
una nueva vida de cero.
"Al principio la incertidumbre es muy grande, llegar a
un nuevo país con niños y tener que comenzar de nuevo. El hecho de contar con
una comunidad de venezolanos ya asentada ayuda y mucho, además de las escuelas
donde mis hijos pueden seguir hablando su idioma y aprender inglés con otros
hispanos. A pesar de lo triste de la situación en nuestro país, Weston es un
excelente sitio para formar una familia y ofrece la seguridad que hace tiempo
nuestro país dejó de tener".
Venezolanos en el
exterior, aquí los esperamos (Noticiero Digital, Nitu Pérez Osuna, septiembre 28, 2016).
Un par de veces al tomar el taxi, el conductor ha resultado
ser un compatriota que para más señas, fue botado de PDVSA. La abrazan a una
como para percibir el olor de nuestra tierra, para sentir esa calidez tan
venezolana. ¿Cuántos jóvenes, recién graduados, hombres y mujeres nos
hemos topado en hoteles, cafeterías y supermercados realizando trabajos dignos,
pero que nada tienen que ver con los estudios por ellos realizados? Cuántos
arquitectos como meseros, ingenieros de cajeros, abogados de maleteros, médicos
cirujanos haciendo el trabajo de enfermeros, administradores como cocineros en
cadenas de comida rápida, en fin, están por todas partes, haciendo de todo, con
la esperanza de volver pronto a sus afectos y paisajes, olores y sabores, ríos,
mares, montañas y sabanas.
Pronto, tendremos que comenzar juntos a rehacer esta tierra
que es de todos. Aquí los esperamos.
¡Imposible contener
las lagrimas! La tristeza por la emigración venezolana
(Diario Tal Cual Digital, Pedro Luís Flores, julio 28, 2015).
“Este fin de semana me enteré de que otro amigo se va
pronto del país. El quinto que se me va este año. Este sí, muy cercano. Mi
hermano de la vida. Ese amigo con el que aprendes a manejar.
Ese amigo que está en el grupo con el que haces el primer viaje a la playa
lejos sin tu familia cuando apenas sales de la adolescencia. Ese amigo que
cuando tiene su primer hijo te pide que tú seas el padrino. Ese amigo que
cuando tu madre enfermó y murió estuvo allí hasta que le echaron la última
porción de tierra al hueco donde dejaste el cuerpo de tu madre. Ese con el que
celebraste tus primeros pequeños logros. Tus primeras victorias. A quien le
llevaste a tu primer amor. Ese amigo con el que por primera vez fuiste al
estadium de béisbol a un Caracas Magallanes. Con el que has llorado y reído
tantas cosas. Ese amigo a cuya casa vas después de las 12 de la noche del 24 o
del 31. ¿Hasta cuándo esto?
Cuánto daño nos está haciendo esta
“revolución”. Aquí nadie sale ileso. Nos destruyen el país. Acaban con nuestras
raíces. Nos dejan sin nuestras referencias afectivas por el empeño de imponer
un modelo político. Siento que pierdo mis referencias más
íntimas. Y estoy harto de que me digan que hay que alegrarse por los que se van
“porque van a estar mejor”. No señores. No hay que alegrarse. Es una tragedia: lazos rotos, familias
separadas, afectos interrumpidos.
Como lo expresa bien Germán Paredes, en su artículo “La
triste realidad de la diáspora venezolana”, criticar a quienes se quedan y a
quienes no se han ido aun pudiendo no es razonable, cada quien lo ha hecho por
sus condiciones personales, pero lo que si queda claro es que ahora miles y
miles de venezolanos están alrededor del mundo formando parte de ese grupo de
los ahora llamados balseros del aire,
quienes viven la triste alegría de emigrar.
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