Aquellos Años (1953-1960)…Mi trayectoria escolar en el Colegio Salesiano Pio XII, Coro, Estado Falcón, Venezuela.
Cuando ingrese al Colegio Salesiano Pio XII, venía procedente del Colegio Pio XII que
estaba ubicado en la calle Urdaneta, hoy la Casa del Partido COPEY. Este
colegio lo dirigía el Presbítero Jesús Hernández Chapellin; y había una
Maestra, creo que era la sub-directora porque tenía autoridad, todo lo resolvía
a cachetadas, recuerdo cuantas cachetadas recibí. Con los Salesianos estuve
desde 3º grado hasta 3º año de bachillerato. Llegue al colegio mal preparado,
estando en 4º grado me toco de maestro el padre Quirino Bergamín (aclaro,
todavía no era sacerdote); lo que más recuerdo de ese año es que cuando íbamos
a salir de clase a las 4 y 30 pm, me dijo que me quedara que necesitaba hablar
conmigo, y así lo hice. Me hablo que necesitaba nivelarme, que así no podía
seguir y me elaboro un plan de recuperación; un mes repasaríamos 1º grado, al
mes siguiente 2º grado y al siguiente mes 3º grado, terminado este trabajo me
dijo ahora si puedes continuar tranquilamente tu 4º grado. Tuve que sacrificar
por tres meses las horas para hacer deporte, que eran de 4:30 a 6:30 pm.
Aprendí mucho en ese colegio, especialmente de los consejos del padre Bergamín;
aprendí a estudiar y el significado del estudio, lo importante que es para la
vida y el crecer como persona. El colegio, el convivir con los salesianos me
hizo crecer como persona y fomento en mí esas ganas de seguir estudiando. El
padre Bergamín nos acompañó 4º, 5º y 6º grado como nuestro maestro; recuerdo el
examen final de 6º grado, primero el examen escrito, luego el examen oral y por
último el examen práctico. Los jurados venían de afuera, recuerdo al maestro
Carlucho Penso y la maestra Epifania Ugarte. Algo que recuerdo siempre era la
premiación de fin de año, primero en conducta, 2º o 3º en aplicación, deportes
y religión. Llegaba a mi casa emocionado, a presentarle a mi abuela lo que
había logrado. Mi abuela era la persona que me había criado desde la edad de 6
meses de nacido, era mi mamá. Mi abuela siempre me decía, cuidado con llegarme
aquí con “los zapatos amarrados con cabuya”, o sea no podía fallarle, y no
le falle. Al padre Bergamín le debo mucho, sino lo hubiera encontrado en mi
camino no sé qué sería de mí.
¡Al
maestro con cariño!...Encierra
tanto tu nombre, que toda mi esperanza está en ti. Sé
bueno…ayúdame…compréndeme… ¡Dame todo el afecto y la ternura que merezco, dame
el vuelo candoroso de tu tierna palabra y hazme luminoso y diáfano! ¡Quiero que
aprisiones mi alma con tal delicadeza, que me sienta leve cual un mensaje de
transparencia! “Dame el concepto de la integridad con tal constancia, que pueda
llegar a ser fuerte y al mismo tiempo humano, para que la rectitud sea el norte
de mis principios”. Estos son fragmentos de ¡Qué espero de ti Maestro!, su
autora Banca Graciela Arias de Caballero, poetisa y maestra de fecunda
trayectoria, publicado en la revista “Carta
Pedagógica”, Año XIII, Nº 7,
Setiembre 1961. Comenzando 6º grado, ingrese al Orfeón del colegio, su director era el padre José María Rivolta
(+); el Orfeón era una agrupación de personas que cantan en coro sin
acompañamiento de instrumentos. El padre Rivolta dirigía los canticos en la
capilla, allí se dio cuenta del vozarrón que yo tenía, primero como tenor,
luego por mi cambio de voz pase a ser bajo. Recuerdo las presentaciones que
hacíamos; cuando llegaba navidad, viajábamos a Judibana (La Creole) y también a
Cardón (La Shell), un recital de villancicos deleitaba a ese público que nos
escuchaba con atención; Ah, pero después de allí, tremendo recibimiento en los
comedores de esas compañías, nunca lo he olvidado. Participe en una zarzuela
por carambola, cuyo título era “La
Estatua de Pablo Anchoa”, la voz que hacía de Pablo Anchoa se enfermó, y
tenían que buscar un reemplazo porque la presentación estaba sobre el tiempo.
La Zarzuela es una composición
dramática y musical típicamente española en la que un texto dialogado,
generalmente de carácter ligero, se escenifica alternando partes cantadas y
partes habladas. Mi papel fue, representar a un cocinero “Pablo Anchoa”;
recuerdo que la presentación más importante la hicimos en el “Colegio Salesiano
María Auxiliadora”, que estaba ubicado en la calle Federación, diagonal a la
Plaza Bolívar
Pase hacer mi primer año de bachillerato (1957-1958), tenía muchas asignaturas y
cada asignatura un profesor, seguíamos los mismos que veníamos de 6º grado. Mis
asignaturas preferidas eran Matemáticas y Biología, pero hubo una asignatura
que me impacto por el profesor, era Castellano y Literatura, nada más y nada
menos que padre Rivolta; hacía que nos gustará la asignatura y aprendimos a
leer libros para completar nuestra formación. Estando en sexto grado, como
integrante del Orfeón, el padre Rivolta nos regaló una hoja que decía “El decálogo del buen estudiante”, para mí fue importante,
porque a partir de allí, comenzó mi interés en “Cómo estudiar con provecho”,
agradecí siempre el gesto. El padre Rivolta me brindó también la oportunidad de
pertenecer a la “Banda de Guerra” del colegio, toques y marchas
militares, integrada por redoblantes, granaderos, lira, platillos, cornetas y
tambor mayor. En los años cincuenta, la dictadura militar que gobernaba mí país
en cada fiesta patria se realizaban desfiles militares, donde los colegios y
las escuelas tenían que participar. En nuestro colegio teníamos un régimen casi
militar, teníamos una “Banda de Guerra” dirigida por el padre consejero que
para ese momento era el padre Rivolta, yo era integrante de la banda tocaba los
platillos. Ensayos todas las semanas y cuando se acercaba un desfile
ensayábamos todos los días varias horas. Éramos la mejor banda de guerra de
todos los colegios y escuelas para ese momento. Al finalizar ese año el Padre Rivolta
que también era el Padre Consejero, fue
trasladado a otro destino. Fue un maestro exigente en disciplina e intolerante
ante el mal comportamiento.
En segundo
año de bachillerato (1958-1959), era para ese entonces el año más difícil,
me seguía aplicando en Matemáticas y Biología; pero aparecieron dos materias
que llamaron mi atención, Historia Universal, cuyo profesor era el padre Mario
Rota, tenía una habilidad para dictar esa asignatura y que le gustara a uno.
Para ese entonces, el padre Rota había escrito una novela “Urupagua”, la narrativa de la sierra falconiana, del cual era buen
conocedor, ya que él era cura párroco de la iglesia en Cabure. La otra
asignatura que llamo poderosamente mi atención, fue “Educación Artística”, su
profesor el nombre no lo recuerdo. Cada año al terminar los exámenes, se hacía
entrega de los premios en conducta, aplicación y deportes, llegaba a mi casa
contento por los diplomas y medallas que había recibido.
Ya en tercer
año de bachillerato (1959-1960), ocurrieron hechos interesantes, nos pasó
con el profesor de Biología, cuando iniciamos las clases nos manifestó que las
preguntas y las respuestas las hacía él; aquello no nos pareció, hablamos con
el Director y no nos comprendió. Debido a eso unos líderes llamaron a un paro,
nos congregábamos en la placita San Clemente, y nuestra sorpresa, los seudolíderes
habían ingresado al colegio una hora antes. Estuve a punto que me expulsaran,
gracias a Dios todo se aclaró, no tenía nada que ver con lo sucedido. Pero se
logró el objetivo, el profesor fue removido de su cargo, y en su lugar ingreso
el Prof. Pérez Prospert. Este profesor había estado realizando estudios de
medicina en la Universidad de Buenos Aires, dominaba la Biología y lo que era
más importante permitía todo tipo de preguntas. Recuerdo, cuando nos habló de cómo
detectar la preñez en la mujer, usando el test de la rana; consistía en
inyectar a una rana o sapo hembra, bajo la piel, la orina de la mujer. La orina
de la mujer embarazada contiene la hormona GCH que estimula la evolución del
animal. Si la rana desovaba en 24 horas, el test se consideraba positivo. A
partir de allí, las clases del profesor Pérez Prospert eran interesantes, él
las hacía interesantes. Pero aparecieron materias nuevas, una de ellas Química
cuyo profesor era Fernando Tenas, excelente profesor. Otra asignatura fue Física,
el profesor que la dictaba era Favio Villacis Suarez, que también fue nuestro
profesor de Matemáticas ese año. Lo cierto es, que gracias a las enseñanzas de
estos profesores, las “tres marías” como se le llamaba a Matemáticas, Química y
Física eran mis materias preferidas, y de las cuales más tarde estaría
preparando estudiantes para los exámenes de recuperación. Nuestro profesor de
Inglés en el primer ciclo, fue el Padre Adán Whal, una persona hiperactiva,
algo acelerado en sus movimientos, él daba lo mejor de sí para enseñarnos
Inglés, recuerdo que siempre hacía sus comparaciones con el Inglés Anglosajón
que se hablaba en Inglaterra. Ese año, era nuestro último año en nuestro
querido colegio, una vez terminados todos los exámenes, se hacía el acto de fin
de curso donde nos entregaban los premios en conducta, aplicación y deportes,
llegar a mi casa satisfecho de la labor cumplida, era mi mejor recompensa. Años de anécdotas y recuerdos, en el colegio logramos
formar un grupo musical, estaba
integrado por Salvador Guarecuco en la Guitarra, José Manuel Martínez en el
Cuatro, el instrumento que yo tocaba eran las Maracas y una cuarta persona que
no recuerdo su nombre la Tambora. Una de las piezas que causo furor fue “Mambo en España”, tuvimos la oportunidad de
actuar en el Colegio María Auxiliadora, una agrupación bien acoplada. De los
Directores que hoy recuerdo, el Padre Jordán Ferronato y el Padre Carlos
Fiebig. Mi vida de estudiante, con los salesianos fue bastante fructífera y
gratificante, me siento orgulloso de haber tenido a lo largo de mi escolaridad
buenos profesores y buenos compañeros.
Un agradecimiento
muy especial a la memoria de mi abuela, Francisca Quiñones Castillo de
García (Doña Pancha), por haberme proporcionado en todo momento amor y las
condiciones excelentes para el desarrollo y así poder manifestar todo mi
potencial. Ella creía en mí, no la defraudé. Donde estés abuela, te recordaré
siempre.
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Hoja 031
gracias por compartir tus vivencias. yo tambien guardo hermosos Recuerdos de mi trayectoria por El colegio pio XII, promocion 1978
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