Aquellos Años (1977-1980)…mi trabajo en el Banco Latino en Acarigua.
Durante el tiempo que duro mi trabajo en BANDAGRO-Carora, tuve que
transitar las llamadas “Curvas de San
Pablo”, mi recuerdo lo mal que la pasaba, de recorrer más de 300 curvas,
llegaba a Carora o viceversa llegaba a Barquisimeto, y me sentía mareado, tenía
que detenerme en la estación de servicio para tomar un café o algo más fuerte.
Qué tiempos aquellos. Ahora, nuevamente en el llano, horas y horas, rumbo a las
bellezas del paisaje llanero, entre bancos, bajíos y esteros, es todo vida en
movimiento. Llegue, estoy en Acarigua voy rumbo a la Av. 5 de Diciembre, Edif.
“Banco Latino”; a la sede que llegue primeramente era un edificio viejo, pero
al frente estaba un terreno donde se construyó posteriormente la nueva sede del
Banco, la que tuve la oportunidad de estrenar. A mi llegada, conocí al Gerente
de la Agencia, el licenciado Mario Hernández, entro como office boy al banco,
estudio contaduría pública en la UCV y allí estaba orgulloso había pasado por
todos los cargos que puede pasar un personal del Banco. Al poco tiempo éramos
amigos y compañeros de trabajo. También conocí a la Sub-Gerente la Sra. Loly
Díaz de Giancaspro, mujer nacida en España, con cuerpo de guitarra y atrevida.
Nos hicimos buenos amigos y mi defensora, más adelante les cuento porque.
También me presentaron a la Sra. Patricia García de Sabe, firma autorizada y
jefe de cajeros. Con el tiempo nos haríamos buenos amigos. Meses después de mi
estadía en el Banco, ingreso la Licenciada Sonia Bracho, administradora de
empresas, estudió en la UCV y venía a desempeñar el cargo de analista de
créditos. Seríamos grandes amigos. Una vez en Acarigua, me instale en el “Hotel Parigua”, para aquel momento era el sitio de reunión y de tertulia
de muchos de los productores clientes del Banco. Me tocaba cenar y una que otra
vez deleitarme de una espumante Polarcita bien fría; allí contactaba a los
productores la gran mayoría de las veces para fijar fecha de las inspecciones
para acompañar la solicitud del crédito. Otras veces me toco pernotar o asistir
en carácter de invitado al restaurant del “Motel
Payara”, que tiempos aquellos.
Volvimos a los llanos occidentales, pero esta vez a Portuguesa y Barinas,
Apure quedaría en el recuerdo. De Portuguesa, podemos decir que en aquellos
momentos se había convertido en espacio agrícola de primera magnitud, debido a
la política de colonización agrícola del Estado venezolano y a la capacidad
empresarial de algunos productores. Es una zona con un potencial para uso
agrícola, lógicamente con sus limitaciones en los suelos, el drenaje y la
topografía en los sectores montañosos. Las explotaciones pecuarias, donde
predomina la ganadería de carne, era manejada por pequeños y mediamos productores.
Donde se desarrollaban actividades agrícolas vegetales intensivas y agrícolas
animales semi-intensivo, estas estaban en manos de grandes y medianos
productores, así como asentados de Reforma Agraria. En el Estado Portuguesa se
habían identificado tres zonas de planificación, correspondientes a Guanarito,
Las Majaguas y Turén.
Vamos a comenzar nuestro recorrido por Turén, conocida como el “Corazón
Agrícola de Venezuela”. Este Parcelamiento fue desarrollado a finales de la
década del cuarenta e inicios de la década de los cincuenta. Allí se produce un
intento de colonización organizada que permitió el nacimiento de la llamada “Colonia Agrícola de Turén”, donde han
convivido familias extranjeras y venezolanas para impulsar el desarrollo
agropecuario a través de la siembra de cereales, oleaginosas y ganadería. La
distancia de Acarigua a la Colonia era aproximadamente 41 Km, con tiempo de
viaje de 40 minutos. Nos tocó recorrer otras localidades como “La Misión”,
“Payara” y “Caño Seco”.
La tramitación de préstamos con garantía
prendaria (Prenda sobre cosechas), me tocaba decidir si se tomaba
la cosecha como garantía o exigir cualquier otra que existiera en la finca del
peticionario, esto para reforzar la operación en trámite. Generalmente el
cultivo era arroz, se establecía la cantidad de hectáreas, la edad del cultivo
en meses, se establecía un estimado de la producción por hectárea
(rendimiento). Se anotaban el precio que el agricultor obtendría por el
producto en el mercado. Cuando había dudas sobre la superficie, se solicitaba
el plano general o parcial de la finca. Cuando se trataba de garantía de
cosechas se debía tratar de obtener una garantía adicional razonable para
respaldar el préstamo. Podemos comentar, lo que sucedió con el ataque de las
ratas al cultivo del arroz, lógicamente había que hacer un informe de los daños
causados por la plaga. Esto lo tomaba muy en cuenta el Banco a la hora de un atraso
en los pagos. La rata llegó a los cultivos proveniente de Argentina, venía en
los tractores que se trajeron importados.
Del anecdotario de aquella época, logré hacer mucha amistad con un hombre
emblemático en Acarigua, Gino Merlotti. Gino llegó a Venezuela cuando tenía 17
años, a su llegada a Venezuela no tenía un una moneda en los bolsillos. Él me
contaba, me hice empresario pero comencé como cauchero. “Cauchera Gino” siendo
un empresario mantenía su cauchera, para que no se me olvide de dónde vengo. Lo
recordare siempre. Otro de los personajes de Acarigua que hice mucha amistad,
se llamaba Ramón Blasco. Era un mecánico de tractores, de los buenos; pero
también era agricultor. En su finca, tenía piscina y una pequeña discoteca, era
un hombre de la costa, oriundo de Puerto Cabello. Con él la parranda era para
amanecer. También lo recordare siempre.
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